Muñoz celebra que el PP vuelva a ser «un partido ganador» en León

El globo fue soltando el aire hasta quedarse vacío, sin nada en su interior, con un envoltorio que servía, al menos en caliente, para decorar una fiesta que no fue lo que se esperaba.

El Partido Popular venció, en el plano local y en el nacional, pero no era suficiente. Y menos teniendo en cuenta las expectativas con las que llegaban a la cita electoral.

La sede del Paseo de Salamanca tenía todo preparado para acompañar a Alberto Núñez Feijóo a la Moncloa, pero los resultados no acompañaron en otros territorios.

La «noche de Reyes» de la que hablaba en la previa la presidenta, Ester Muñoz, acabó en una noche decepcionante donde el regalo acabó en Cataluña y País Vasco, quienes tendrán en su mano la gobernabilidad del país. A pesar de ello, la presidenta llegará al Congreso de la mano de la berciana Silvia Franco al lograr dos de los cuatro escaños a la Cámara Baja.

Las Elecciones Generales dejaron una sensación agridulce en el Partido Popular de León. Los 100.000 votos que registraron en la provincia, con el 37% de los sufragios, le sirvió para convertirse en fuerza hegemónica en la provincia y teñir el mapa de azul, con la excepción de El Bierzo y las cuencas mineras.

Se impusieron al PSOE por casi 10.000 votos y conquistaron la 'plaza grande' de la capital leonesa, captando parte del voto que había perdido en Autonómicas y Municipales.

También se llevaron la mayoría del Senado y colocarán allí a sus tres representantes: Antonio Silván, Asun Mayo y Jorge García Vega.

La presidenta analizaba una «trepidante» noche electoral en la que el PP sumaba la victoria en España, en Castilla y León y en la provincia. «Estamos muy contentos porque mejoramos los resultados de hace cuatro años y los del 2015». Para ello se apoyaba en datos: los populares logran cinco de los siete parlamentarios, con una mayoría de mujeres, y pedía a «confiar» en su color.

Muñoz afirmó que había sido una campaña «muy especial y complicada» y lanzó un mensaje de liderazgo «incontestables». Desde su llegada a la presidencia, hace ocho meses, la joven política ha dirigido a la formación a una doble victoria electoral en la provincia. «El PP vuelve a ser un partido ganador en León. Estamos contentos y orgullosos».

Además, se animaba a acompañar a Feijóo en el camino «a liderar el diálogo para gobernar» y alcanzar la presidencia.

Todo ello en una noche que se iniciaba con tranquilidad y poco ambiente en la sede popular. Las encuestas a pie de urna convencían; no así los primeros resultados oficiales. El PSOE tomaba ventaja y se hacía el silencio. El escrutinio avanzaba y las cosas no cambiaban. El fantasma de la repetición electoral empezó a asomar a orillas del Bernesga mientras la decepción se dejaba sentir.

La presidencia quedaba cerrada a cal y canto y dentro se resguardaban los nombres fuertes: la presidenta Ester Muñoz, la senadora Asun Mayo, el procurador Ricardo Gavilanes o el delegado territorial Eduardo Diego. Más tarde llegarían Antonio Silván o Juan Carlos Suárez-Quiñones. Y después el resto de apoderados.

Poca gente y poco ambiente. Muchos prefirieron ni pasarse por la sede. Era verano y la noche ya no invitaba a una fiesta. Las cuentas no salían en el plano nacional y no estaban para celebrar el resultado provincial. Hablaba Rufián, se cambiaba de canal; se pasaban a La Sexta y no gustaba que se pusiera en duda el liderazgo de Feijóo.

La victoria en escaños no lo era en la aritmética parlamentaria. En la sede del PP de León se hablaba de repetición electoral, y ese era «el mal menor» ante la opción de que Pedro Sánchez reedite un gobierno y deje en insulso el triunfo popular de este 23-J.

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