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Banderines colgados de las fachadas, algún niño aprendiendo a montar en bici y grupos de despistados que no se han dado cuenta de que hace rato es de día. La vida de los pueblos, en verano, se vive de noche. Y si son fiestas, con más motivo.
Bien lo saben en Vegas del Condado, que este fin de semana celebra sus grandes fiestas. La noche del sábado se alargó hasta el domingo, aunque no tanto para el grupo que a las 8.00 de la mañana debía estar en pie y listo para cumplir con su deber: ser miembro de una mesa electoral en las elecciones más atípicas de los últimos años.
«Sinceramente, me fastidió tener que venir en fiestas», reconoce Elsa Lorena, la presidenta de la mesa de Vegas del Condado al recordar el momento en el que le llegó la notificación. «Pero a alguien le tiene que tocar, yo no tenía excusa ni vacaciones ni viajes programados así que a ejercer», responde con una sonrisa.
Junto a Elsa, Mari Carmen y Alberto, que profesionales y dispuestos reciben a cuentagotas a los 442 vecinos llamados a las urnas en su mesa electoral, una de las tres instaladas en el municipio que suma trece localidades. En Vegas votan los vecinos de Santa María, Montesol, Castro y Vegas. Las otras mesas están colocadas San Cipriano y Villafruela.
Hasta mediodía cerca de un centenar de vecinos -la mayoría los mayores del pueblo- ya habían dejado su voto, entre risas con los miembros de mesa sobre la noche anterior y la paellada que esperaban disfrutar este domingo festivo. Entre los vecinos madrugadores se encuentra la familia de Felisa, que a sus 101 años no perdona la cita con las urnas. «Siempre voto, siempre, siempre. Y siempre a los mismos».
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A su lado en la terraza del bar su hija Felisa y su nieta María, que han podido votar en el pueblo al celebrarse las elecciones en verano. «Son atípicas, pero a nosotros que estamos en el pueblo no se nos ha complicado», apunta la madre. A María, que durante el año no vive en Vegas, le ha facilitado que las elecciones coincidan en julio porque pasa el mes de vacaciones en casa.
También los hay que al vivir fuera del pueblo y estar empadronados en otros lugares solicitaron el voto por correo para poder ejercer. Es el caso de Gregorio, residente en Valladolid que votó hace unos días «sin ningún problema» desde la oficina de Correos de León, donde todo fue «como la seda».
Junto a su grupo de amigos, bromea sobre si los más jóvenes del pueblo llegarán a despertarse antes de que cierren las urnas tras la juerga de la noche anterior. Y es que la mañana en Vegas está más tranquila de lo habitual. «Votar en fiestas se hace con más alegría, pero muchos no sé si verán la tarjeta del voto porque se acuestan a las 6 de la mañana... no sé si les dará tiempo a espabilar», sonríe junto a su grupo.
Uno de esos jóvenes es Jaime, que votó a primera hora. Espera que sus amigos, que sí alargaron la noche, lo hagan más tarde. «Creo que no han ido todavía, han priorizado el vino», reconoce, con sus amigos 'escondidos' en el interior del bar.
Y es que los pueblos en fiestas también participan, en este caso, de la fiesta de la democracia, aunque lo hagan un poco más tarde que los demás.
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