El líder de Vox, Santiago Abascal. Efe

Abascal olvida los complejos para comer terreno a PP y Ciudadanos

El nacionalismo español más rancio y los vestigios del franquismo encontraron en Vox el faro que orientaba sus sentimientos

Sábado, 2 de noviembre 2019, 19:13

Vox se ha quitado los complejos en esta campaña y se presenta como la extrema derecha pura y dura que no tiene nada que matizar. Santiago Abascal se ha encontrado con la tormenta perfecta para sus intereses electorales. El Tribunal Supremo dictó sentencia a los ... líderes del 'procés', los disturbios se apoderaron de las calles de Barcelona y otras ciudades catalanas, y, como remate, el Gobierno exhumó los restos de Franco del Valle de los Caídos. El nacionalismo español más rancio y los vestigios del franquismo encontraron en Vox el faro que orientaba sus sentimientos.

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Los ultraderechistas encaraban la campaña en un marco desfavorable. Las elecciones autonómicas y locales del 26 de mayo no fueron buenas para Vox, que quedó por debajo de sus objetivos, y aunque en las negociaciones postelectorales vendió cara su piel no entró en ningún gobierno regional ni en los ayuntamientos relevantes. Su labor en el Congreso en la breve legislatura de mayo a septiembre, por otra parte, pasó sin pena ni gloria.

Pero el recalentamiento de la caldera independentista en Cataluña ha sido una bendición política para Vox. Sus críticas, por blanda, a la sentencia del Supremo y sus exigencias de mano dura han capitalizado buena parte del descontento ante la respuesta del Gobierno de Pedro Sánchez al estallido de violencia callejera. Además, capitaneó las críticas al «show electoral y necrófago» del PSOE con el traslado de los restos de Franco

Abascal se ha erigido en «el único» que está dispuesto a volver a bloquear la situación tras las elecciones con tal de evitar de que Sánchez y el PSOE, «una organización con una historia criminal», gobiernen. Es el adalid del antisocialismo. Con un discurso de ribetes guerracivilistas, achaca al líder del PSOE, y a la izquierda en general, la responsabilidad de «desenterrar los odios viejos de los españoles».

Con este discurso, trufado de pescozones a PP y Ciudadanos por su tibieza, Vox no solo se ha mantenido, que era uno de los primeros objetivos, sino que ha crecido en los sondeos hasta disputar la tercera posición a Unidos Podemos y se ha comido a Ciudadanos.

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