¿Prestigio o desprestigio?

En la actualidad, el retorno es automático, y debería ser regulado según diversas asociaciones; el propio ministro de Justicia, Catalá, ha reconocido la conveniencia de una normativa más estricta para el caso. Porque algunos retornos son onerosos para el prestigio judicial: por ejemplo, el PP ha criticado que el instructor de Gürtel, José de la Mata, haya sido alto cargo socialista; pero se da el caso de que el presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, fue alto cargo popular durante toda la etapa de Aznar

Parece claro que los fichajes de jueces por los partidos en busca de prestigio tienen como consecuencia un cierto desprestigio del poder judicial cuanto la dirección se invierte. La profesión de juez es singular por razones obvias, y de ahí que el regreso a la judicatura de quienes hayan recalado en otros poderes del Estado debería restringirse y supeditarse a normas estrictas de compatibilidad que eviten, por ejemplo, que jueces que han estado en política hayan de ocuparse de asuntos de corrupción.