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El voto por correo rompe las barreras del coronavirus en las elecciones de EE UU

Algunos estados han ampliado sus condiciones para votar a distancia y ya han ejercido su derecho más de la mitad de los ciudadanos que participaron en el proceso electoral de 2016

Viernes, 30 de octubre 2020

Más de 200 millones de estadounidenses están llamados a las urnas el próximo 3 de noviembre y ya han votado por correo más de 50 millones. Biden y Trump se disputan la Presidencia de los Estados Unidos en el marco de la pandemia del coronavirus y varios estados han ampliado sus condiciones para facilitar que se vote a distancia. Junto con la votación anticipada, que suma cerca de 30 millones, ya han ejercido su derecho unos 80 millones de ciudadanos registrados. Son más de la mitad de todos los que lo hicieron en las elecciones de 2016 (un 60%).

En plena pandemia del coronavirus, las medidas sanitarias se han impuesto en una cita que moviliza a millones de personas y, según un análisis realizado por The New York Times, tres cuartas partes de los votantes estadounidenses han podido solicitar una papeleta por correo, una cifra récord en la historia de las elecciones americanas.

Así, diez estados, incluido Washington DC, han enviado de manera automática todas las papeletas por correo. En el otro extremo, siete estados, como Nueva York, Texas o Carolina del Sur, requieren una excusa justificada, como estar enfermo, en el servicio militar o en el extranjero. Y los 34 restantes permiten el voto en ausencia a todos los residentes que citen el coronavirus o simplemente sin excusa. Se incluye en este grupo Florida, donde Trump solicitó una papeleta por correo que depositó el pasado 24 de octubre en una biblioteca de West Palm Beach.

El voto ausente y el voto por correo son fórmulas diferentes según el estado en el que se empleen. No obstante, ambas opciones «se han considerado sinónimos en los Estados Unidos porque, históricamente, los votos ausentes se distribuían por correo a los votantes que se encontraban temporalmente fuera de sus hogares», explican en el Laboratorio de datos y ciencias electorales del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Los primeros en hacer uso del voto ausente o por correo fueron los soldados estadounidenses en plena contienda y los políticos desplazados a Washington, continuó con quienes vivían en el extranjero y poco a poco los estados fueron aprobando leyes para mejorar la elegibilidad de sus ciudadanos, estuviesen donde estuviesen.

Con todo ello, hay que tener en cuenta que no todos los votantes que reciben sus papeletas por correo votan por correo. Según las respuestas a la 'Encuesta sobre el desempeño del electorado estadounidense', la única encuesta académica a gran escala dedicada a temas de administración electoral, el 65% de los votantes en 2016 que pidió una papeleta por correo la devolvió por el mismo medio y otro 25% la entregó en una oficina electoral. En los estados de Colorado, Oregon y Washington, que envían por norma todas las papeletas por correo, las devolvió físicamente un 73% de los electores, un 59% y un 65%, respectivamente.

En total, en las elecciones de 2016 un 54% votó personalmente el día señalado, un 22%, de manera anticipada y un 24%, por correo.

Cuestiones del voto por correo

A pesar de que no todos los votantes entregan de vuelta sus papeletas por correo, lo cierto es que ese número se ha incrementado y ello plantea algunas cuestiones como si aumentará la participación, si afectará al resultado en cuanto a que los votantes no esperan al final de la campaña para tomar una decisión o si es posible el fraude.

«Todo va a depender de cómo son los resultados», apunta Gisela Sin, profesora Asociada de Ciencia Política en la Universidad de Illinois. «Si la elección es muy competitiva y tenemos situaciones como la de Florida en el 2000, con una diferencia de 500 votos (entre George W. Bush y Al Gore), entonces creo que el tema del voto por correo sí va a afectar, porque no todos esos votos se aceptan». La politóloga explica que «hay una proporción de votos que se desechan». Por ejemplo, «cuando envías el voto, por fuera pones la firma y esta tiene que coincidir con la del carné de conducir o un documento similar, para que no haya fraude, pero pueden decir que no coincide». O puede ocurrir que no llegue en plazo.

Hasta la fecha han votado, por correo o de manera anticipada, más de 80 millones de electores, más de la mitad de todos los votos del proceso de 2016. Y solo por correo se han solicitado 90 millones de papeletas. Esto implica un mayor esfuerzo entre quienes deben de validar y contar esos votos.

Ya en las primarias se hicieron visibles algunos problemas. Cada estado tiene sus normas en cuanto a este tema y algunos han hecho cambios, como en el caso de Maryland, donde este año se permite que el recuento de papeletas comience el 1 de octubre, el domingo, dos días antes de las elecciones, y se extiende la fecha límite para permitir que las papeletas con matasellos se reciban 10 días después de la elección. «En Florida el proceso se empieza a hacer 22 días antes de las elecciones, pero, por ejemplo, en Nueva York durante las primarias tardaron muchísimo en muchos distritos para decidir quién había ganado porque esta validación de las firmas no la tienen digitalizada y lo hacen de manera manual», apunta Sin. Lo cierto es que el neoyorkino, tradicionalmente demócrata, no es en principio uno de los estados clave para la elección nacional. En cualquier caso, sí es posible adelantar que el resultado definitivo se demorará.

En unas elecciones en las que «se espera que vote un 25% más de estadounidenses» que en las anteriores y con el voto por correo o anticipado como medida contra el coronavirus, la posibilidad de fraude ha sido un tema recurrente durante la campaña republicana. «En Estados Unidos las elecciones se deciden dependiendo de quién vota y quién no», defiende Sin.

En este escenario, Trump no ha dudado en plantear el posible fraude en diversas ocasiones, incluso cuando depositó su papeleta. En este sentido, Sin explica que esta posibilidad «es bajísima». Existen algunos ejemplos más destacados, como en Georgia y Miami en 1997 o en Carolina del Norte en 2018. No obstante, según la fundación conservadora Heritage, que rastrea el fraude electoral en los Estados Unidos, ha habido 208 casos de fraude electoral con papeletas de voto ausente en los últimos 20 años, frente a los 1.300 casos en total. Esto significa que el 0,0006% de los votos emitidos por esta vía han sido fraudulentos.

Estadounidenses en España

En la embajada de Estados Unidos en España y Andorra, explican fuentes de la propia administración, han recibido este año «muchas preguntas sobre las elecciones».

En España residen 40.600 personas con nacionalidad estadounidense, con datos del INE a 1 de enero de 2020. Aunque el número es variable dependiendo «del turismo, programas de intercambio y estadounidenses que eligen vivir en aquí», apuntan desde la embajada. Del total son elegibles, pueden registrarse para votar, aquellos mayores de 18 años (o que cumplan 18 años en día de las elecciones, dependiendo del estado). Tanto la embajada en Madrid como el consulado en Barcelona ayudan a los ciudadanos estadounidenses con sus dudas con las elecciones y con la tramitación del voto. «Queremos que todos sepan que votar desde fuera de los EE UU es un proceso rápido, fácil y se puede hacer desde cualquier lugar en el mundo», advierten.

Solicitudes de registro para votar han hecho «muy pocas», sobre todo porque los ciudadanos pueden pedirlas por correo electrónico. En cuanto al envío de las papeletas de voto, «muchos estados permiten que los ciudadanos voten por fax o por correo electrónico», pero algunos de ellos sí requieren que las papeletas se envíen por correo y «la embajada en Madrid y el consulado general en Barcelona brindan el servicio de enviar las papeletas que reciben a las oficinas de votación en cada estado». Contabilizaban un millar a principios de octubre.

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