Las encuestas le pasan factura a Trump

«¡Viene la temporada de gripe!», escribió. «Mucha gente muere de ella todos los años, a veces más de 100,000, a pesar de la vacuna. ¿Vamos a cerrar el país? No, hemos aprendido a vivir con ella, igual que estamos aprendiendo a vivir con el Covid. ¡¡¡¡En la mayor parte de la población es mucho menos que letal!!!»

El mensaje fue censurado por Twitter, al considerar que difundía información errónea y potencialmente dañina en relación a la covid-19, pero más importante, lo están censurando los votantes. Un tercio de los pacientes con Covid presenta alteraciones mentales durante la enfermedad. Lo más compasivo para explicar la errática conducta del presidente, que la víspera salió del hospital con el signo de la victoria, en contra de la opinión de sus asesores, y subió las escalinatas de la Casa Blanca que nunca usa a pie, con música de fondo, antes de quitarse la mascarilla y hacer un saludo militar ante las cámaras, es pensar que el virus le ha trastornado el juicio.

Y sí, es cierto que quien tenga un médico privado en su domicilio, con una clínica particular en el sótano y un helicóptero esperándole a la puerta, con acceso al tratamiento experimental más de vanguardia del mundo, no debe temer tanto a la enfermedad. Probablemente también sea cierto que el presidente se sentía mejor que nunca, incluso eufórico, «mejor que en mucho tiempo», aseguró, «como hace 20 años», a pesar de que fuera evidente que le faltaba la respiración. Ese es el efecto que tienen los esteroides para casos extremos que le han administrado.

El ciudadano medio, y en particular los que se encuentran entre la población de riesgo por su edad o su historial médico, no vieron con agrado ese despliegue de arrogancia y responsabilidad. Para los familiares de los más de 200,000 muertos que ha dejado el coronavirus en el país sus palabras eran una ofensa. Muchos hubieran querido que sus seres queridos muriesen en casa o al menos les dejaran recibir tratamiento en su cama, en lugar de morir solos con un montón de médicos y enfermeras vestidos de astronautas a su alrededor.

Trump no se puso la mascarilla antes de entrar en la Casa Blanca, donde ya se han infectado una veintena de personas, entre ellas dos limpiadoras y tres periodistas, además de su mujer, portavoz y su asesora más veterana. El Ala Oeste está desierta. Los agentes de los Servicios Secretos se preguntan quién les protegerá a ellos del presidente. Y no es la única. La Junta de Jefes de Estado Mayor está en cuarentena tras haber dado positivo el 'número dos' de la Guardia Costera, el almirante Charlñes Ray. La cúpula castrense de EE UU se encuentra ya en sus domicilios, evitando todo contacto personal y a la espera de las pruebas.

A Trump no le importa nadie, sólo él mismo y las encuestas. Y ahí es donde le han dado, donde más le duele. Tras su actuación en el primer debate presidencial de la semana pasada, Joe Biden ha ampliado su ventaja y le saca 16 puntos entre los votantes registrados que más probabilidades tienen de ejercer el sufragio, según la encuesta nacional que hizo SSRS por encargo de CNN. El resultado nacional que aventaja a Biden por 57% a 41% no se mantiene en todos los estados bisagra que necesitará para ganar el colegio electoral, que es lo que realmente importa, pero aún así obtiene una estrecha ventaja en la mayor parte de los estados críticos.

Tras ver a los dos frente a frente, los votantes prefieren a Biden en temas como el manejo de la pandemia, la sanidad, las desigualdades raciales, las nominaciones al supremo y hasta la seguridad ciudadana, pese a que Trump se ha vendido como el presidente de la ley el orden, el único capaz de ejercer mano dura. Es más, incluso confían más en Biden para mejorar la economía, que era el fuerte del mandatario hasta que empezó la crisis del coronavirus. El 52% de los estadounidenses dice ahora tener una impresión positiva del ex vicepresidente de Obama, en comparación al 39% que ve a Trump con buenos ojos.

¿Cuál es la reacción de Trump? «Estoy deseando que llegue el debate del próximo jueves 15 de octubre en Miami», tuiteó este martes. «¡Va a ser genial! ¡Me siento genial!».

Mientras, la participación efectiva de manera anticipada o por correo en las elecciones norteamericanas bate todos los récords. Según las organización US Election Project, 3,8 millones de personas han ejercido ya su derecho al voto de cara a la cita con las urnas del próximo 3 de noviembre, frente a las solo 75.000 que lo habían hecho a estas alturas en 2016. Los Estados de Virginia, Florida y Wisconsin, estos dos últimos muy disputados en las encuestas, son donde voto adelantado se registra.