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Nueva York
Jueves, 29 de octubre 2020
Donald Trump y Joe Biden se cruzaron este jueves en los cielos de Florida y volverán a hacerlo mañana en Michigan, donde el demócrata sacará su mejor arma, Barack Obama. Esa sincronicidad da idea de la importancia de estos Estados para ganar las elecciones. «Vosotros ... tenéis la llave: si Florida se vuelve azul, se acabó», les animó este jueves el demócrata en Coconut Creek.
Esa es la cuestión, cuándo se acabará el recuento. En el año 2000 hubo que esperar a diciembre para que condados conflictivos como Palm Beach terminarán de escrutar papeletas dudosas al trasluz para entender el voto. Pero sin necesidad de que aparezcan «papeletas mariposa», el año de la pandemia demandará paciencia porque millones de personas han elegido el voto por correo para evitar las colas y el contacto con las urnas. Tocará comparar firmas, cotejar identificaciones, registros… y, sobre todo, esperar a que lleguen.
El caos electoral está servido. En un Estado federal donde cada uno -y hasta cada condado- impone sus propias reglas, el Supremo ha permitido que en algunos Estados clave como Pensilvania se puedan seguir contando votos por correo llegados hasta tres días después de las elecciones, y en Carolina del Norte, nueve días. Mientras no aceptará ninguno después de que cierren las urnas a las ocho de la tarde. Tres decisiones distintas para tres Estados clave que decantarán el resultado.
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Las decisiones de los jueces en estas sentencias han estado apegadas a su corte ideológico. Si el tribunal no se inclinó por obligar también a Pensilvania y Carolina del Norte a imponer el corte el martes, sin importar la fecha del matasellos, es porque la última jueza nombrada por Trump el lunes se autoexcluyó de la votación. No lo hizo porque su conciencia le impida pronunciarse en un caso que tendrá grandes implicaciones políticas para su mentor, que acaba de darle un poderoso cargo vitalicio a los 48 años, sino porque no le había dado tiempo a estudiárselo. El juez John Roberts, jefe del tribunal, resultó el voto decisivo que no quiso contradecir a los tribunales estatales. Y no porque quiera que cada voto cuente, sino porque es un federalista amante de la independencia de los Estados.
Semana de incertidumbre. Lo más probable es que alcomienzo del escrutinio sedé ganador al presidente yluego tome ventaja Biden
Siguiendo el incendiario discurso de Trump, el juez Kavanaugh, nombrado por el mandatario hace dos años, en la a opinión jurídica del martes equiparó el voto por correo a fraude electoral, para alarma de muchos. «En EE UU contamos los votos para determinar quién gana las elecciones», le rebatió el senador Bernie Sanders. «Los votos por correo no le dan la vuelta a una elección, como ha dicho el juez Kavanaugh. Son los resultados de la elección».
Subrepticiamente, tanto Sanders como Kavanaugh coinciden en anticipar un escenario apocalíptico: que el miércoles los estadounidenses se despierten con una victoria de Trump, pero una semana después la suma del voto por correo incline la presidencia a favor de Biden. Ahí es donde Trump tendría reservada la carta de milicias de extrema derecha y grupos supremacistas como los 'Proud Boys', a quienes ordenó durante el primer debate «esperad y estad atentos». Un ejército paramilitar de leales decididos a defender como sea que la vitoria, que Trump clamaría esa misma noche, de los «demorratas» (juego de palabras que hacen los trumpistas con demócratas y ratas).
El escenario es totalmente plausible en el mundo de la pandemia, donde la distancia de seguridad y la mascarilla son de corte política. Los demócratas, más temerosos al virus y respetuosos de las reglas para controlarlo, han optado masivamente por el voto por correo, que batirá records. Sin embargo, en la madrugada del miércoles los primeros resultados se basarían en los votos presenciales y llegados hasta ese momento, pero la mayoría de los que se cuenten a partir del 4 de noviembre favorecerán a Biden. Con plazos diferentes para cada Estado, ¿podríamos estar declarando a un ganador distinto cada día?
Lo único seguro es que seis días antes de que se reúna el Colegio Electoral tiene que haberse nombrado a los representantes salidos de las urnas en cada Estado para que voten en firme al ganador. O sea, en estas elecciones el 8 de diciembre. Hasta entonces, ¿podría aguantar el país y el mundo más de un mes de incertidumbre?
No sería insólito. Ese calendario fue el que utilizó el Supremo para decidir la sentencia de «Bush contra Gore», que el 12 de diciembre de 2000 abrió la era Bush por 5-4, en una polémica y reñida decisión que esta vez sería abrumadora, con solo tres jueces progresistas en la corte y tres de los seis conservadores nombrados por Trump (Gorsuch, Kavanaugh y Barrett). Lo que es seguro es que el reality show que el magnate trasladó a la vida política tendrá un desenlace el martes y empezará nueva temporada el miércoles. Y puede que nos haga contener el aliento aún más.
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