El último debate era muy importante para los dos candidatos, posiblemente más que en ningunas elecciones recientes. Donald Trump necesitaba provocar lo que en política americana se llama una 'sorpresa de octubre' y Biden salir incólume de la refriega. Aunque 45 millones de ciudadanos ha ... votado por correo, los comicios se deciden en ocho Estados. Las encuestas en estos territorios muestran que aún existe una pequeña posibilidad que Trump remonte de modo suficiente y corrija su desventaja, siempre que movilice a su base y los demócratas se confíen y no voten masivamente. Los republicanos esperaban que Joe Biden cometiese un gran error en el cara a cara de Nashville, que hubieran aprovechado a fondo. Pero no ha sucedido: Trump no ha sido capaz de sacar de sus casillas al experimentado demócrata, más sólido y seguro de sí mismo que en otras ocasiones, protegido además por la nueva regla que permitía a la moderadora silenciar el micrófono del que interrumpía al otro.
Publicidad
Biden se ha presentado como el defensor de los trabajadores y el líder por encima de los partidos, capaz de unir al país ante la crisis múltiple. El presidente, por su parte, ha demostrado más mesura y corrección que en el combate de boxeo de la primera vez. A cambio, ha recibido críticas muy duras por su mala gestión de la pandemia y la ausencia de un plan para hacerla frente, más allá de confiar en que un día se terminará. No se ha molestado en explicar las propuestas que llevaría a cabo en un hipotético segundo mandato, porque ni las grandes orientaciones ni los detalles de las políticas públicas le interesan demasiado. Su paso por el poder responde a un reto personal, de construcción de la marca familiar y de búsqueda constante de reconocimiento público. El momento más tenso del debate fue cuando Trump puso en práctica lo que mejor sabe hacer, el ataque al adversario, acusando sin muchas pruebas a Biden de enriquecerse con los negocios de su hijo en Rusia y China. La noticia que sostiene esta acusación es muy posible que sea una injerencia rusa en la campaña, dirigida a desestabilizar y apoyar al actual presidente, que se declara sincero admirador de Vladímir Putin.
José M. de Areilza es doctor en Derecho por la Universidad de Harvard, Secretario General de Aspen Institute España, miembro del Colegio de Abogados de Nueva York y profesor de ESADE.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.