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El candidato demócrata a la presidencia asiste en Delaware a un 'briefing' sobre el Covid rodeado de personal de seguridad. REUTERS
Un traspaso de poderes a prueba de atracos

Un traspaso de poderes a prueba de atracos

Al confirmarse la victoria de Joe Biden, a su rival le quedan 74 días en el Despacho Oval, periodo durante el cual el Congreso no debe aceptarle ninguna iniciativa legislativa

sergio garcía

Sábado, 7 de noviembre 2020, 03:22

La 'transición presidencial' es el periodo que va desde la proclamación del resultado electoral hasta la toma de posesión en las escaleras del Capitolio, siempre un 20 de enero. En este caso, setenta y cuatro días que deberían ser de colaboración institucional y buenas maneras, ... y durante los cuales las administraciones saliente y entrante entregan y reciben el control de los mecanismos de poder. Hasta ahora, porque si algo ha demostrado Trump es que la realidad es un campo abonado para el esperpento y que a menudo supera a la ficción.

Si bien es cierto que, hasta que expire su mandato, Trump mantendrá los poderes que tiene ahora, no lo es menos que el sistema le impide hacer un uso amplio de ellos. En las próximas semanas, período conocido como 'lame duck' (pato cojo), la actividad parlamentaria funcionará bajo mínimos a la espera del nuevo curso, lo que en la práctica significa que el Congreso no aceptará ninguna iniciativa legislativa que provenga del actual presidente, ni tampoco se le remitirá para que la sancione.

No hay sitio para las ocurrencias de última hora. Un memorándum firmado por ambos candidatos establece hasta el mínimo detalle las líneas de comunicación entre quien deja el puesto y quien se dispone a asumirlo, los acuerdos que se pueden alcanzar y hasta la información de inteligencia o estrategia militar que comparten y que no debe hacerse pública.

Mal fario

Mucho han cambiado las cosas en los últimos cuatro años. Tras la victoria de Trump, cuando el presidente electo se reunió con Obama a pesar de que ambos eran conscientes de que la prioridad del primero iba a ser acabar con los afanes del segundo, el clima fue exquisito. El candidato republicano parece, sin embargo, haber olvidado las buenas maneras. Cuando lo que se estila es recibir la felicitación de tu adversario, él ha optado desde el primer momento por sembrar dudas sobre la legitimidad del escrutinio, llegando al extremo de autoproclamarse vencedor cuando las urnas no habían terminado de hablar. Inmerso en su realidad paralela, Trump ha llegado al extremo en las últimas semanas de marcar las distancias con su propio equipo de transición porque, según el 'Washington Post', el mero hecho de contemplar la posibilidad de que su rival venciera podía traerle mal fario.

Las excentricidades de Trump no deberían, sin embargo, afectar al curso de los acontecimientos. Así lo entiende Emili Blasco, director de Global Affairs & Strategic Studies, para quien «la negativa de Trump a reunirse con Biden no representaría un problema. La maquinaría está regulada por ley e incluso las oficinas de traspaso llevan trabajando desde que se conoció la identidad de los aspirantes, lo que implica armar un equipo y disponer de fondos públicos. Cierto que, si hay alguna acción en los tribunales, el proceso se puede ralentizar. Pero, una vez que se reúna el colegio electoral y se declare al candidato electo, poco puede hacer Trump».

Nunca hasta ahora ha existido riesgo de ruptura del orden constitucional. «El traslado de poder siempre ha sido pacífico -recordaba en la CNN el abogado constitucionalista Rafael Cox-. Aquí no cabe el concepto de golpe de estado o motín, porque la autoridad militar siempre está supeditada al poder civil». Desde el equipo de seguridad del presidente hasta el Ejército o el Pentágono, todos saben que la Constitución está por encima de lo demás, y que en el hipotético caso de que Trump rehusara abandonar la Casa Blanca lo acabaría haciendo por la fuerza. Ni siquiera los republicanos del Senado le prestarían su apoyo».

Servicios secretos, en posición

El partido demócrata lanzaba ayer su web -en inglés y español- para la transición del gobierno, en un intento por demostrar que, aunque no haya todavía un presidente 'oficial', el equipo de Joe Biden y Kamala Harris está preparándose «a toda velocidad» para que la nueva Administración sea totalmente operativa «desde el primer día». Pandemia, recesión económica, cambio climático e injusticia racial marcan su hoja de ruta.

Fruto de este nuevo escenario, los servicios secretos han empezado a incrementar la protección de Biden en previsión de su victoria, enviando refuerzos a Vilmintong, Delawere, donde está su cuartel general y donde docenas de agentes velaban ya por su seguridad. Si su rival mantuviera la negativa a aceptar los resultados, las fuerzas de seguridad deberían esperar hasta que el colegio electoral se reúna a mediados de diciembre (una semana después del límite fijado para resolver los posibles contenciosos) para tratar a Biden como el presidente electo.

«Si Trump rehusara dejar la Casa Blanca, lo sacarían a la fuerza. La Constitución está por encima de todo», dice un analista a la CNN

Será, de confirmarse, la primera derrota de un presidente en ejercicio en 28 años (ocurrió por última vez con George H.W. Bush), aunque todo apunta a que Trump seguirá siendo una fuerza «perturbadora» hasta que su ciclo se apague. Así lo señalaba ayer el 'New York Times', convencido de que, «gane o pierda», el actual ocupante del Despacho Oval «no abandonará tranquilamente el escenario político». El presidente, advertía el rotativo, dispone de tiempo para saldar cuentas con supuestos adversarios o quienes, según su percepción, no hayan estado a la altura; desde Christopher A. Wray, director del FBI, hasta el doctor Anthony S. Fauci, el especialista en enfermedades infecciosas con quien tantos roces ha protagonizado durante la pandemia.

¿Puede Trump declarar una guerra antes de su marcha?

Si ningún momento es bueno para cometer disparates, este lo es todavía menos. Hasta que se produzca el traspaso de poderes, el presidente saliente no podrá embarcarse en ninguna aventura de calado. «Una declaración de guerra, por ejemplo -explica Emili Blasco-, escapa al ámbito de actuación de Trump y debe ser aprobada por el Senado». Aunque siempre hay espacio para los subterfugios o 'midnight actions', decisiones impetuosas tomadas en momentos de especial tensión. Un bombardeo, por ejemplo, en un país donde peligren vidas o intereses norteamericanos.

CIA y FBI

En escenarios comprometidos como el actual, la mirada no tarda en dirigirse a agencias como la CIA y el FBI, aunque Blasco no cree que, en un sistema como el estadounidense, representen un riesgo. «Tomar medidas extremas cuando te quedan dos meses de mandato chirría demasiado». Eso no significa que, en momentos de incertidumbre, el jefe no pueda destituir a quien no le haga caso o cuya lealtad cuestione. «El nombramiento del jefe del FBI depende del Departamento de Justicia, pero el de la CIA es más una elección presidencial. Seguro que ahora mismo hay muchos cargos que deben de estar pensando a quién se deben».

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