Secciones
Servicios
Destacamos
CAROLINE CONEJERO
Nueva York
Viernes, 6 de noviembre 2020, 01:27
Mientras la nación monitorea con ansiedad el lento escrutinio de los últimos votos, el presidente Trump ha desatado una última pelea judicial para, cuando menos, tratar de empañar su derrota y la victoria del demócrata Joe Biden. Con las posibilidades de reelección desvaneciéndose ... por momentos, el líder republicano recurrió ayer a los tribunales y las maniobras procesales en un acto final por asirse al poder.
En una excepcional declaración para un presidente en ejercicio del cargo, Trump anunció por Twitter su deseo de terminar con el recuento de votos emitidos legalmente. «¡DETENGAN EL RECUENTO!», fue uno de sus tuit este jueves. Horas más tarde, en una comparecencia sin preguntas desde la Casa Blanca, tachaba de «corrupto» y «fraudulento» el voto por correo y afirmaba que «están intentando robar» las elecciones al Partido Republicano. «Saben cuántos votos necesitan y van a esperar y esperar hasta encontrar esos votos», decía de los demócratas.
Para pasmo de los demócratas, los recursos exigen un mejor acceso de los observadores republicanos a los centros de procesamiento del voto, al tiempo que cuestionan la integridad de las papeletas por correo. Adicionalmente, intenta conseguir también un recuento en el Estado de Wisconsin y tiene un caso en marcha en la Corte Suprema para bloquear el escrutinio en Pensilvania de las papeletas recibidas vía postal durante los tres días siguientes a las elecciones.
Todo ello parte del intento desesperado de utilizar a los tribunales en todos los casos clave en que las urnas le han sido desfavorables. La estrategia legal del presidente, atacar la integridad del proceso de votación en los Estados donde el resultado implica su derrota, persigue ganar tiempo y escalar en el circuito judicial hasta el Supremo, con el que cuenta para obtener veredictos favorables, particularmente ahora en que cuenta con tres jueces nominados por él y un banco de mayoría conservadora.
Simultáneamente al intento de bloquear el recuento de votos donde todavía éste no ha terminado pero él va perdiendo, Trump aspira a poder repetirlo en otros donde ya está derrotado, como Arizona, con la quimérica esperanza de eliminar la ventaja de Biden. Esta demarcación es singular porque ha cambiado rotundamente de republicana a demócrata en estos comicios. En Nevada, por ejemplo, ha recurrido al argumento de denunciar que el escrutinio ha sido adulterado.
Con la ventana de opciones legales estrechándose a medida que pasan las horas, el equipo del presidente persigue también una orden judicial en Georgia que imponga plazos estrictos en el condado de Chatham, a raíz de las acusaciones de un observador republicano de que una pequeña cantidad de votos no elegibles habrían sido aceptados como válidos. Hasta ahora, su mejor logro en esta estrategia es haber conseguido que un juez de Filadelfia asegure que los observadores de partidos y candidatos puedan estar presentes mientras los funcionarios electorales terminan de contar los votos postales. Todo tipo de excusas son válidas para denunciar el proceso, incluso que un observador republicano estaba demasiado lejos como para verificar la firma de los votantes en las papeletas.
En palabras del fiscal general de Pensilvania, el demócrata Josh Shapiro, estas demandas son más «un documento político que un documento legal». Por su parte, el equipo de Biden ha calificado las impugnaciones de charada «patética».
Tanto en Michigan como en Pensilvania, las demandas exigen la interrupción temporal del escrutinio. Como éste ya ha concluido en numerosos condados, exigen revisar todos los boletos. A este respecto, Joe Biden continuó ayer llamando a la paciencia y aseguró que nadie «nos quitará nuestra democracia, ni ahora, ni nunca».
Dos factores influyen decisivamente en la estrategia judicial de Trump. Por una parte se aprovecha de los 65 millones de estadounidenses que decidieron votar por correo, sobre todo por el miedo a la epidemia de coronavirus, que sigue engrosando la lista de enfermos en el país a razón de 100.000 contagios diarios.
Desde mucho antes de los comicios, Trump ya calentó motores con sus acusaciones de que este tipo de voto podría ocasionar un «fraude electoral», consciente de que la mayoría de los ciudadanos que concurren a las urnas a través del correo son tradicionalmente demócratas. Además, la lentitud que añade este sistema al escrutinio le ha ofrecido al presidente un margen extra para sembrar dudas y arrogarse la victoria en distintos Estados antes de tiempo mientras lanzaba a los cuatro vientos su mensaje de que a él le desaparecían votos y a Biden le surgían «mágicamente» con el paso de las horas. «Están encontrando papeletas de repente y es sorprendente que todas vayan para el mismo lado, para los demócratas», se quejaba en su última comparecencia.
Noticia Relacionada
El segundo factor es el estrecho margen de papeletas por el que se ha producido la victoria del demócrata en varios Estados, que permite a Trump pedir automáticamente una revisión. En este escenario, el republicano, a quien le faltó tiempo para invocar al Tribunal Supremo tras los decepcionantes primeros resultados de las elecciones, ha tratado de evocar el 'caso Florida', la intervención de la Corte Suprema en los comicios de 2000 que terminó de facto entregando la presidencia a George W. Bush en detrimento de Al Gore.
Sin embargo, las diferencias con los comicios de hace 20 años son numerosas. Para empezar, en aquella ocasión, con Florida bajo control republicano, Bush se aferraba a una pequeña ventaja de poco más de quinientos votos cuando el demócrata Al Gore pidió el recuento y la Corte Suprema lo detuvo.
Todo tipo de argumentos. Algunas impugnaciones se basan incluso en que el observador republicano estaba en un lugar donde no veía bien la papeleta
Los expertos en Derecho electoral sostienen que reclamar la intervención del alto tribunal ahora sería prematuro, si no precipitado. Según el blog de Richard Hasen, profesor de Derecho de la Universidad de California en Irvine, para llegar hasta el Supremo el caso tendría que originarse en un Estado donde el resultado determinara al ganador de las elecciones.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Los Reyes, en el estand de Cantabria en Fitur
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.