Biden: Estados Unidos debe liderar el mundo

En cualquier caso, según sus asesores, la prioridad de Biden sería revertir inmediatamente tres de las decisiones más polémicas de Trump: la retirada de los acuerdos medioambientales de París y de la Organización Mundial de la Salud, y la cancelación del acuerdo nuclear con Irán. El exvicepresidente estadounidense es un político con una dilatada carrera que se extiende casi medio siglo, y de él no se espera la incertidumbre que provoca Trump. Por eso, la mayor parte del planeta espera con ansiedad su victoria mientras ridiculiza al presidente actual.

Parece lógico pensar que en China también apuesten por el demócrata. Pero, en realidad, Trump ha sido esencial para que el gigante asiático gane peso específico en el nuevo orden mundial que gira hacia Oriente. Con un presidente al que nadie toma en serio, Estados Unidos ha dejado de ser el país en el que uno puede confiar y Pekín ha ido tomando el relevo incluso en feudos americanos como Filipinas. Al Partido Comunista, que no se decanta públicamente por ningún candidato, le conviene tener a un bufón en la Casa Blanca. Biden, por el contrario, ha anunciado que no reducirá la presión sobre China y podría resultar más peligroso que Trump si logra sumar el apoyo del bloque occidental, actualmente dividido en lo que se refiere a la guerra comercial o el veto a las redes 5G de Huawei.

De hecho, Biden ya ha anunciado su intención de organizar una 'cumbre de la democracia' durante su primer año de mandato para tratar de unir fuerzas contra los regímenes dictatoriales del mundo «y crear una agenda común». A diferencia de Trump, también es un líder preocupado por el cambio climático, aunque se mueve en arenas movedizas y ya ha dado marcha atrás a sus planes para prohibir el 'fracking', una forma polémica fórmula para la extracción de gas que supone una importante fuente de ingresos en estados clave como Pensilvania.

Este tipo de contradicciones han dado como fruto ácidas viñetas que comparan las políticas internacionales de republicanos y demócratas. Una de las más compartidas muestra dos bombarderos B-52 lanzando su mortífera carga en alguno de los países que Estados Unidos ha invadido. El primero representa a los republicanos y no tiene ningún distintivo especial; el segundo, el de los demócratas, está pintado con los colores del colectivo LGBTI, y logotipos que hacen referencia a los alimentos orgánicos y las energías limpias. 'Los republicanos bombardean; los demócratas bombardean con perspectiva de género'.

Desde esa aspiración a convertirse de nuevo en 'líder del mundo libre', la política internacional de Biden puede incluso ser más intervencionista que la de Trump, que prefiere mirar hacia dentro y centrarse en políticas domésticas. De hecho, ya ha anunciado que su intención es mantener tropas en Afganistán, donde las acciones terroristas continúan escalando, y restablecer la ayuda que proporcionaba a los kurdos de Siria. En el extremo opuesto, Biden aboga por retirar el apoyo que Estados Unidos presta ahora a Arabia Saudí en la guerra con Yemen y castigar a los responsables del asesinato del periodista Jamal Kashoggi. De ahí que no haya una posición clara en favor de uno o de otro en Oriente Medio.