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Ciudadanos sigue en caída libre. Ni en sus peores pesadillas auguraba la dirección un resultado tan catastrófico en Cataluña, pero las urnas confirmaron sin anestesia los pronósticos de derrumbe que dejaron al partido temblando en el abismo de los seis diputados y que ponen ... a Inés Arrimadas contra las cuerdas. Tres años después de su histórica victoria del 21-D, en la que cosecharon más de 1.100.000 votos, los liberales apenas consiguieron el 5,5% de las papeletas, dejándose un millón de apoyos por el camino y treinta escaños.
Una derrota sin paliativos, con 'sorpasso' de Vox incluido, que ha obligado a su líder a convocar de urgencia para hoy a la ejecutiva del partido mientras suenan los tambores de guerra y ya hay quien pide que se «depuren responsabilidades». En el foco estarían el vicesecretario general de Ciudadanos y director de campaña, Carlos Cuadrado, y su adjunto, José María Espejo, los dos principales dirigentes tras Arrimadas «No hemos sido capaces de movilizar al voto constitucionalista y moderado que representa Ciudadanos», reconoció la sucesora de Albert Rivera tras sufrir su primer gran revés electoral.
Las aspiraciones de los liberales pasaban por conservar al menos el cuarto puesto del tablero catalán y superar en todo caso tanto a PP como a Vox. Pero Ciudadanos sucumbió en una pinza entre el PSC y el partido ultraderechista, que supieron recoger los restos del naufragio naranja al captar al votante no nacionalista. «Nuestro grupo va a seguir haciendo lo mismo que ha hecho desde el 2006: defender al constitucionalismo», aseveró el candidato liberal a la Generalitat, Carlos Carrizosa.
Ciudadanos perdió la bandera del antisoberanismo con una campaña basada en el reencuentro entre catalanes y en la oferta al PSC de un Gobierno conjunto, que para muchas voces internas es la causa principal del desplome. Tampoco ayudó que la cúpula del partido decidiese apartar del camino a Lorena Roldán, elegida en primarias y que acabó de número dos de la candidatura del PP, y poner en su lugar a Carrizosa. Ni la espantada de Arrimadas tras renunciar en 2017 a presentarse a la investidura, que ha servido a sus rivales de arma arrojadiza en campaña. «No me iré como han hecho otros», ha insistido durante estas dos semanas el socialista Salvador Illa.
Desde que obtuvo 36 escaños y un 25,35% de los votos en los comicios de 2017, Ciudadanos ha ido de mal en peor en la comunidad que lo vio nacer. En las municipales de 2019 los naranjas obtuvieron 178.330 votos, el 5,11 % del total y en las generales del 10-N, la formación liberal fue la octava -y última- fuerza con representación en Cataluña, por detrás del PP y de Vox.
Con seis escaños en el Parlamento catalán, Ciudadanos queda ahora dasautorizado en esta comunidad y solo mantiene su fuerza en Andalucía y Madrid, donde gobierna de la mano del PP, que confía en culminar de cara al próximo ciclo electoral su OPA hóstil sobre el partido de Arrimadas.
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