Los candidatos se emplazan a un segundo debate decisivo tras el empate en el primero

En un territorio en el que el PP acostumbra a contar con un resultado consolidado, 4 procuradores autonómicos de los 7 en liza desde 1983 salvo en 2019, cuando cedió uno que ahora aspira a recuperar. Luis Tudanca pisó Burgos, su ciudad natal, la que le acogió en diciembre en ese congreso autonómico en el que se proclamó de nuevo líder de los socialistas, poco antes de que fuera a hacerse las fotos para el cartel electoral «por si acaso».

Y Francisco Igea siguió en casa, claro. Confinado hasta que negativice en un test de antígenos, entregado a la política de nuevo cuño tecnológico, la de preparar los debates por Zoom, intervenir telemáticamente, ofrecer ruedas de prensa en multiconferencia y activarse en las redes sociales.

En el análisis post debate los candidatos dieron por bueno el empate, aunque con matices. Los tres presumieron de haber colocado su mensaje. «Defendimos una acción de Gobierno transparente, limpia», se congratulaba Igea. «Nos jugamos volver al monólogo acartonado del presidente o al monólogo gris del candidato socialista». Mañueco también estaba satisfecho porque había podido «explicar» su proyecto de futuro para la comunidad.

A su juicio, Igea y Tudanca «no hablaban más que de pasado o realizaban insultos y descalificaciones», recoge Ical. Impresión que no compartía el candidato socialista, quien aseguró que había planteado «soluciones» a los problemas de la comunidad y había podido llevar a la pantalla el mensaje de «cambio necesario», «honestidad» y «decencia».

La conclusión que sacaron sus equipos fue que nadie había destacado especialmente, ni para bien ni para mal, aunque en el entorno de Francisco Igea se palpa un punto más de optimismo. El ex vicepresidente de la Junta ha sido el parapeto de Alfonso Fernández Mañueco durante muchas sesiones plenarias en las Cortes de Castilla y León. Ha llegado a responder incluso ocho preguntas en una tarde mientras Mañueco se limitaba al primer cruce de impresiones con el líder de la oposición, Luis Tudanca.

En su perfil tuitero, con mucha ironía, ha colocado un chiste del dibujante de ABC José María Nieto. Aparece Igea, con la bandera, asaeteado en lo alto de la torre de un castillo. A su lado, el monarca Mañueco habla por teléfono: «Igea y yo nos complementamos muy bien. Yo me he quitado las gafas y a él le han dado ya en todas partes menos en las gafas». Igea, curtido en las lides parlamentarias, mostró reflejos en las respuestas, se enzarzó con Mañueco en ocasiones y le discutió algunas afirmaciones, algo que también hizo el presidente de la Junta.

Tudanca, en cambio, optó por el perfil más discreto, sabedor de que la batalla entre los ex socios era inevitable. Incluso el presentador del debate, Xabier Fortes, trató de animar en varias ocasiones a los intervinientes a que se interrumpieran y construyeran un auténtico debate en lugar de ceñirse al discurso ensayado con sus equipos. El socialista no entró en ese modo de discusión y respetó los turnos de palabra sin apenas interrumpir, más allá de algún gesto que captaron las cámaras. Todas las partes coinciden en que en el segundo debate, el 9 de febrero, a cuatro días de las elecciones autonómicas, Tudanca no podrá asumir el mismo papel y tendrá que pasar al ataque de un modo más decidido.

Tampoco a Igea le valdrá con hablar de la gestión hecha, sino que tendrá que avanzar en las nuevas propuestas para intentar conseguir parte del voto de ese 26,9% de indecisos que según el Centro de Investigaciones Sociológicas aún hay en la comunidad. Y Alfonso Fernández Mañueco, consideran en el PP, es quien menos tiene que ganar en un debate contra dos candidatos a ocupar su puesto. Por eso el empate técnico del primer evento, a pesar de las dificultades que pasó mediado el tercer bloque, justo antes del descanso, satisface a los populares. Creen que el dos contra uno será aún más evidente en la segunda vuelta. Eso le puede obligar a intentar mantener el resultado y evitar cometer errores graves.

La incidencia del primer debate en la intención de voto es difícil de medir. RTVE señaló que la audiencia fue de un 18%, es decir, unos 157.000 espectadores en Castilla y León, donde se emitió por La 1 (14,3% de la audiencia), y en el Canal 24 horas, donde lo siguieron un 3,7% de los espectadores. Algunos medios lanzaron encuestas en las redes sociales, sin valor demoscópico.

La de Castilla y León Televisión, con 7.151 votos, daba ganador a Francisco Igea con un 75% de los votos, por delante del 15% de Mañueco y el 10% de Tudanca. La del diario ABC, con 6.444 votos, declaraba ganador al presidente de la Junta con un 64% de los votos, por delante de Igea (24%) y de Tudanca (12%). Discrepancias que confirman que no hubo un ganador claro y audiencias que dejan entrever cierta desconexión del electorado con un proceso al que todavía le quedan diez días de campaña, una jornada de reflexión y un debate de vuelta.