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Pedro Sánchez trazó esta semana la senda por la que quiere que el PSOE transite no solo en la campaña electoral del 19-J sino en la arena política española para tratar de frenar el desgaste del que alertan las encuestas, temeroso de que se ... consolide la tendencia de cambio en favor del PP de Alberto Núñez Feijóo. En una reunión con diputados y senadores socialistas, el presidente pidió poner el acento en los logros económicos y en las conquistas sociales del Gobierno de coalición frente a la «crispación» y el «ruido» que, dijo, generan los populares. Este domingo, en su primera incursión ya con la contienda andaluza abierta, Sánchez predicó con el ejemplo y sacó pecho de las últimas cifras del paro que Génova le acusa de «maquillar» y que Feijóo le rebatirá pasado mañana en el Senado en su primer duelo parlamentario, que se prevé de alto voltaje.
El jefe del Ejecutivo resaltó, en un acto en Almería, la caída del desempleo por debajo de los tres millones de trabajadores, un listón del que España no bajaba desde 2008 y que cuenta con el viento de cola de la reforma laboral. El paro juvenil, añadió el líder del PSOE, ha descendido a su vez un 38% desde mayo del año pasado y la mitad de los contratos que se firman son indefinidos. «Que España haya batido récord de empleo en 15 años, con una pandemia y una guerra, dice muchas cosas buenas de España, alguna buena del Gobierno y ninguna buena de una oposición que con tal de oponerse, niega la realidad y dice que los datos son falsos», aseveró.
Sánchez respondía así a las críticas del líder de la oposición que no se cree las cifras oficiales sobre la evolución del mercado laboral. El mes pasado Feijóo ya expresó sus dudas al respecto, haciendo entonces referencia a los contratos públicos. Según el dirigente gallego, el Ejecutivo estaba utilizando ya entonces el sector público para engordar las cifras de empleo. «Tenemos 215.000 empleos públicos más –remarcó en un acto en Madrid–, por eso los datos de paro parecen más aseados». El jueves, tras conocer las últimas estadísticas de Trabajo, afirmó directamente que el Gobierno las está falseando. Se «maquillan» los datos porque lo que antes era un contrato temporal, aseguró, ahora es un fijo discontinuo y «no computa en el paro».
En la dirección nacional del PP nadie duda de que el presidente aprovechara su turno el martes para atacar a Feijóo por sus palabras y están preparados para rebatir una a una las tesis del Gobierno. Eso sí, sin caer en las malas formas que atribuyen al Ejecutivo y sus socios, acostumbrados a los «circos parlamentarios». «Las cámaras no son una red social en las que competir con zascas y palabras gruesas», aleccionó el pasado 27 de mayo el líder del PP a sus diputados y senadores en una reunión en el Senado.
En Génova escuece todavía que el jefe del Ejecutivo volviese a echar mano de la corrupción y tildase a los dirigentes populares de «mangantes». Tanto como para aparcar las negociaciones sobre la renovación del Poder Judicial hasta que se rebajase el nivel de «crispación», que en la cúpula conservadora achaca al nerviosismo que cunde en Ferraz ante las dificultades electorales del 19-J. En el mejor de los casos, los sondeos apuntan a que Juan Espadas repetirá los insuficientes resultados de Susana Díaz de hace cuatro años pero sin posibilidades reales de gobernar.
Con Andalucía de fondo, Feijóo intentará en apenas siete minutos –el tiempo máximo de intervención en el Senado– contraponer su modelo económico con el de Sánchez, al que culpa de estar detrás de la inflación desbocada y no solo a la invasión de Ucrania como insisten en la Moncloa. Después de que la inflación haya vuelto a repuntar en mayo un 0,8%, los populares consideran que las recetas del líder socialista no están «funcionando» y le urgen a aplicar las del plan económico que remitieron al Gobierno hace un mes y que este «despreció».
Un duelo eléctrico previo al que el jefe del Ejecutivo vivirá tan solo un día después en el Congreso, donde deberá responder por el volantazo en la posición histórica de España sobre el Sáhara con todo el arco parlamentario enfrente. Y previo también a la incierta votación otra vez, el jueves, de la ley sobre los planes de pensiones del ministro Escrivá.
Pedro Sánchez debutó este domingo en la campaña andaluza apelando al «orgullo rojo» para acudir «en masa» el 19-J a fin de consolidar en las urnas los avances progresistas logrados por el Gobierno que lidera y que el PSOE siempre ha defendido y ahora reclama para Andalucía. «Hay motivos, razones y mucho orgullo para ello», dijo ante la mirada de su candidato, Juan Espadas, que afeó a Alberto Núñez Feijóo, que acudiera a la Alhambra comparando la belleza de su atardecer con el de Finisterre. «Eso es cagarla», dijo.
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