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mercedes Gallego
Corresponsal en Nueva York
Miércoles, 7 de agosto 2019, 21:09
No hay Plan B sobre qué hacer con Venezuela si Nicolás Maduro aguanta en el poder, pero el gobierno de Donald Trump ya tiene pensado cómo fomentar la actividad económica una vez que sucumba a las presiones de Washington. El plan empieza, como es de ... suponer, por el petróleo.
El secretario de Comercio Wilbur Ross anunció este miércoles en la Conferencia Internacional por la Democracia en Venezuela, que se celebra en Lima, las líneas maestras de un plan que dividió en cuatro categorías: energía, estabilización macroeconómica y financiera, normalización agrícola y rehabilitación del sector privado. Todo siempre bajo el gobierno de Juan Guaidó, que se autoproclamó presidente con el apoyo de Washington.
El plan tiene como objetivo «revertir el impacto del socialismo» en un plazo de entre tres y doce meses y -no es ningún secreto- abrir el mercado petrolero a las compañías estadounidenses. La Asamblea Nacional que preside Guaidó ya está estudiando una ley de hidrocarburos con reformas de mercado para «promover la participación de empresas privadas». De acuerdo a las líneas que planteó ayer, el gobierno de Guaidó facilitará la inversión con «rondas de licitación para proyectos petroleros» y reparación del sistema de producción energética. Desde que empezó el acoso de EE UU el país ha vivido una serie de grandes apagones que lo han dejado a oscuras. Eso, unido al descuido de la infraestructura por falta de repuestos, tiene al país sudamericano al borde del colapso.
«La meta a un año es revertir el deterioro de la producción energética facilitando la inyección de capital y habilidades en materia de petróleo, gas natural y electricidad», anunció el secretario de comercio estadounidense ante los 55 países representados, incluyendo España, que han reconocido a Guaidó.
Ross califica sus planes de «sugerencias» y advirtió de que «revertir los efectos del socialismo no es una tarea menor», sino que será «un esfuerzo continuo». Para «restablecer la democracia» tiene previsto promover el crédito comercial interno e internacional, enviar asesores técnicos y conseguir apoyo de las instituciones financieras internacionales, cuyo papel será generar confianza en las nuevas políticas económicas de Venezuela.
En paralelo EE UU buscará reformar el banco central, el sistema tributario, las instituciones fiscales, la deuda y el sector bancario bajo la supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI). El plan que deletreó incluye también «fomentar la cooperación agrícola entre EE UU y Venezuela» y abrir los mercados a «la importación de semillas, fertilizantes, equipos agrícolas y asesoramiento técnico», otro aspecto polémico de las prácticas comerciales estadounidenses que han favorecido la expansión de multinacionales como Monsanto y los cultivos transgénicos.
No hubo ninguna mención de cuál será la inversión económica que hará EE UU, por lo que aún no se le puedo llamar un nuevo 'plan Marshall', pero solo con levantar las sanciones el país podrá respirar. «La crisis venezolana es un problema global y también una oportunidad global», a la que invitó a sus socios en esta empresa internacional.
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