La prometida escalada del salario mínimo, en peligro

El Gobierno guarda por ahora silencio sobre esas informaciones que apuntan a que se congelará el SMI a final de año, hace hincapié en que ha crecido casi un 30% en los dos últimos ejercicios y le lanza la pelota a empresarios y sindicatos. Así lo apuntó esta semana la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz: serán los agentes sociales, en diálogo con el Ejecutivo, los que planteen la subida para 2021. Ellos, por su parte, están a la espera de que les convoquen, pero los sindicatos, en esta ocasión, se muestran más flexibles y, aunque su objetivo es llegar a los 1.000 euros al mes, están dispuestos a retrasar este alza y fijar un calendario a más largo plazo. De cualquier forma, dejan claro que el Gobierno debería aunque fuera aprobar una subida mínima porque el mensaje de congelarlo no es bueno. Por su parte, Raymond Torres, de Funcas, ve poco margen para aumentarlo en 2021, ya que ahora se trata de facilitar a las empresas y evitar situaciones de impago e insolvencia.

Y esto mismo podría extenderse a las remuneraciones de los funcionarios, que están a la espera de la decisión que tome el Ejecutivo, algo que ya se tiene que reflejar en los Presupuestos del próximo año. Y más de lo mismo: nadie confirma ni desmiente que se vaya a congelar, pero los mensajes que mandan algunos miembros del Gobierno lo dejan entrever. Así, tanto la vicepresidente económica, Nadia Calviño; como el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá; como su homóloga de Hacienda, María Jesús Montero, se escudaron en que los trabajadores públicos han recuperado el poder adquisitivo perdido y sus ingresos han crecido un 8,5% en los dos últimos años, así como que se espera una inflación muy baja en 2021. No debe ser un «tema central» en las próximas cuentas, apuntó Escrivá. Pero enfrente ahora sí tendrán a los sindicatos.