Una calculadora sobre la factura de la luz. Ó. Chamorro

Medio millón de hogares optaron por la tarifa nocturna de luz en el confinamiento

Un tercio de los 26,7 millones de contratos ya se rigen por tramos horarios con los que el ahorro alcanza una media de tres euros al mes

Lunes, 9 de noviembre 2020, 00:50

No es una cuantía brutal, pero sí un granito de arena en los maltrechos presupuestos de muchas familias afectadas por esta crisis del coronavirus: el ahorro que consiguen al cambiar su tarifa de luz a la de discriminación horaria (la conocida habitualmente como nocturna) ronda ... los tres euros al mes y entre 20 y 30 euros al año. Por ese ahorro, y también porque las compañías están obligadas a plantear esta opción en las facturas, cada vez más clientes se pasan a esta tarifa por tramos horarios.

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Hasta ahora han sido casi 900.000 los usuarios que han optado por esta modalidad durante el primer semestre de este año, según los últimos datos disponibles en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Y en concreto, desde marzo hasta junio el número de hogares que han contratado la tarifa nocturna se ha situado en unos 500.000.

Esta elección, que detrae contratos en el colectivo de familias que siguen pagando el mismo precio del kilovatio/hora (kwh) durante todo el día, se ha visto impulsada precisamente en los meses en los que estuvo en vigor el estado de alarma (del 14 de marzo al 23 de junio) y el obligado confinamiento en casa. Es decir, cuando más consumo de luz realizaron las familias al verse encerradas en sus domicilios con un mayor uso de todo tipo de electrodomésticos, aparatos eléctricos o aparatos de ventilación.

Con estas cifras, es aproximadamente un 36% el número de contratos que ya están vinculados a los tramos horarios. A finales del año pasado representaban menos del 33%. Y en los últimos ejercicios el colectivo de hogares acogidos a esta tarifa ha ido aumentando progresivamente.

Uno de los puntos de inflexión para explicar este cambio en las opciones de los clientes llegó hace ahora dos años. En octubre de 2018, el Ministerio de Transición Ecológica aprobó un decreto, ante el repunte del precio de la luz tras el verano de aquel año, en el que incluyó medidas como la que obligaba a las compañías eléctricas a incluir en la factura de cada consumidor que tenga contratado el PVPC el importe al que hubiera ascendido de haberse aplicado una tarifa con discriminación horaria a las que puede acceder.

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En el caso del PVPC (las tarifas reguladas), los precios de la luz están divididos en dos tramos (en algunos casos, hasta en tres): en invierno, la hora punta (la más cara) va desde las 12.00 hasta las 22.00 horas de cada día;y la valle (la barata, con la que más se ahorra), desde las 22.00 y hasta las 12.00 horas del día siguiente. En verano, los horarios son de 13.00 a 23.00 (punta) y de 23.00 a 13.00 horas (valle).

El Gobierno calcula que el mero cambio de tarifa y optar por la nocturna puede generar un ahorro que, en muchos casos, pueden superar los 20 euros anuales, pudiendo ser aún mayor si se adoptan hábitos de consumo eficiente. De hecho, siete de cada diez usuarios que optan por este sistema de tarificación tienen en cuenta la división entre estos periodos diarios para sus decisiones de consumo.

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La ventaja de esta modalidad de contratos reside precisamente en los nuevos hábitos que adquieren las familias al ser conscientes de que la luz es más barata en determinadas horas del día, frente a otras.

El cambio de tarifa no solo se produce entre los más de diez millones de hogares que siguen con el precio regulado, sino que también se observa entre quienes tienen contratada la luz en el mercado libre. De hecho, muchas compañías ofrecen esta posibilidad en sus 'pack' comerciales conscientes de que supone un atractivo para los consumidores a la hora de contratar una determinada tarifa.

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Un 40% con precio regulado

A medida que ha ido aumentando el número de consumidores con tarifa nocturna en estos meses de crisis también se ha paralizado el trasvase de hogares que tenían luz regulada (PVPC) hacia alguna de las ofertas de las compañías. De hecho, por primera vez en dos años, el número de contratos con precio regulado ha vuelto a superar el 40% del total. La prohibición de que los comerciales vayan casa por casa con ofertas ha sido determinante para mantener ese porcentaje de usuarios en el mercado regulado.

La ventaja de estos contratos es que habitualmente se paga un precio medio del kilovatio/hora más barato que con cualquiera de las ofertas del mercado libre. Aunque nunca se sabe cómo va a evolucionar ese precio, porque cambia todos los días y, por tanto, supone una incertidumbre en el recibo. Por el contrario, las tarifas libres cuentan con la ventaja de establecer un precio fijo de la luz durante un periodo determinado (habitualmente un año), independientemente de las variaciones que sufra el coste de la electricidad, lo que aporta tranquilidad al presupuesto familiar, a costa de pagar habitualmente más que con el PVPC.

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En cualquiera de las dos opciones (precio regulado o libre) los clientes pueden escoger los tramos horarios para vincular su consumo a determinadas horas del día y conseguir el ahorro eléctrico deseado.

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