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La subida del salario mínimo (SMI) a 900 euros al mes en 14 pagas al año el año pasado ha supuesto que la tasa de empleo crezca «menos de lo que podría haberlo hecho». Según los cálculos de BBVA Research, el gabinete de estudios de ... la entidad bancaria, el impacto de esta medida durante 2019 ha restado cuatro décimas al crecimiento del empleo, lo que significan alrededor de 45.000 nuevos empleos que han dejado de crearse.
Jorge Sicilia, director del organismo, explicó durante la presentación de su informe 'Situación España' que este impacto será «creciente» en el tiempo, es decir, los efectos se seguirán notando los próximos años en los sectores que están más ligados a estos sueldos, como el comercio y la hostelería. Sus números apuntan a que en estos colectivos el número de cotizantes aumentó el 2,8% e 2019, un punto menos que en el promedio de 2017-2018. En el resto de grupos, la ralentización del crecimiento fue menor, en torno a seis décimas.
Y todo ello sin tener en cuenta que probablemente el SMI vuelva a subir de nuevo, hasta llegar a los 1.200 euros en 2023, como apunta el acuerdo de Gobierno firmado antes de la investidura entre el PSOE y Unidas Podemos. Para Sicilia, ese objetivo de llegar al 60% del salario medio tiene «todo el sentido del mundo», pero ese cambio tendrá que hacerse lo «suficientemente despacio» para que las empresas y los empleados se puedan adaptar a ese nuevo entorno.
bbva research
En este sentido el presidente de la patronal de empresarios (CEOE), Antonio Garamendi, avisó este martes del «daño» que ha hecho la subida del SMI un 22%. En su opinión, un total de 60.000 personas trabajan en negro (15.000 empleados del hogar y 45.000 en el campo) por este incremento que ha «disparado» la economía sumergida. «Se habla mucho de la España vaciada pero no se piensa en ella cuando se legisla sobre el SMI», dijo.
A pesar de esta caída en la creación de empleo, Miguel Cardoso, economista jefe para España en BBVA Research, asume que en el primer semestre de 2019 se produjo un incremento de la renta, lo que en parte se debe a la subida del SMI. Hasta ahora se observa que ha aumentado el ahorro de las familias y habrá que observar si se puede estar trasladando al consumo, explicó.
Las previsiones del organismo en cuanto a creación de empleo es que su ritmo pierda tracción en 2020. La tasa de paro seguirá cayendo, pero a un ritmo mucho menor que en 2018 y la primera parte de 2019. Estiman que 2020 finalice en el 13,5% y baje al 12,5% en 2021, lo que significa una y dos décimas menos respectivamente de lo previsto por el gabinete hace solo tres meses. En 2019 la ocupación creció en torno a 413.000 personas, 90.000 menos que en 2018 a pesar del repunte de la población activa en más de 200.000 personas.
Por el lado del crecimiento económico de España, el mejor contexto internacional «allana el camino» hacia una estabilización del PIB, loque podría hacer que la desaceleración «se detenga» en 2020, con un PIB que se ralentizará al 1,6% este año, según sus cálculos, y que se producirá una «moderada aceleración» en 2021 hasta el 1,9% al cerrar 2021 por la mejora de la economía europea.
BBVA research
Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico, aseguró que la pérdida de tracción del segundo semestre de 2019 (0,4% del PIB) fue «menos intensa» de lo vaticinado hace tres meses por su gabinete, propiciado por un consumo de los hogares que sigue al alza y por una mejora de las exportaciones, que serán «el motor» de la actividad económica en el primer trimestre de 2020.
En su opinión, la buena marcha de la economía española depende de cómo se vayan solucionando los focos de incertidumbre externos e internos que están aún abiertos. Por un lado, la guerra comercial y el 'brexit', aunque matizó que los riesgos se están diluyendo. «Hasta ahora, la subida de aranceles de EE UU a productos europeos ha tenido un impacto de cuatro décimas sobre las exportaciones españolas, confiamos en que no vaya a más», aseguró Doménech.
Y por otro, las tensiones con Cataluña se definen como un foco de incertidumbre «limitado y temporal». Desde el gabinete aseguran que el cambio de tendencia en la evolución de la economía catalana desde el segundo semestre de 2017 ha supuesto «un lastre» para el crecimiento general del país.
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