In extremis, cuando quedaban menos de dos semanas para cumplirse el plazo acordado, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ha puesto ya encima de la mesa cómo pretende que sea el nuevo mecanismo de equidad intergeneracional que sustituirá al factor de sostenibilidad que ... ya ha sido derogado por el Gobierno.
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No supondrá ningún recorte en la pensión de los futuros jubilados, ni un retraso en la edad de retiro de la generación de los 'baby boomer' –tal y como pretendía en un primer momento–, sino una subida de las cotizaciones sociales para todos los trabajadores durante un periodo de tiempo determinado que permita rellenar la conocida como 'hucha' de las pensiones, que está prácticamente vacía, según confirmaron a este periódico fuentes del Ministerio de Inclusión. Para ser más exactos, supondrá un incremento de 0,5 puntos porcentuales de las cuotas durante diez años, que se repartirá de forma equitativa entre los trabajadores y la empresa. Este incremento se iniciará a partir de 2023, cuando comenzarán a jubilarse los primeros 'baby boomer', y en 2032 será objeto de revisión cada cierto tiempo. Si se desvía la previsión de gasto para 2050, entonces tendrán que pactar medidas adicionales.
La propuesta no ha surgido de forma espontánea en medio de las complejas negociaciones para determinar otros aspectos como el del factor de equidad. En realidad, se trataba de algunos documentos de trabajo que ya se estaba manejando en el seno interno del Gobierno desde hace varias semanas para llevar a la mesa del diálogo social una medida de este tipo como la que se ha presentado en cuanto a las cotizaciones sociales, según apuntaron fuentes gubernamentales a este diario.
Seguridad Social les ha aportado a los interlocutores sociales algún ejemplo de cómo sería esta subida adicional de cotizaciones. Así, para un sueldo medio de unos 1.900 euros mensuales, supondrá diez euros más al mes, cinco tendrá que asumir la empresa y otros cinco el trabajador. El alza sería de cinco euros al mes para los que son mileuristas.
«Se tratará de una subida de cotizaciones bastante puntual y testimonial, de carácter finalista, para generar un colchoncillo, unos ahorros para cuando llegue el momento de más tensión», explicaron fuentes del ministerio, que hicieron hincapié en que será «equilibrado», «temporal», «contingente», porque solo se activa en determinadas circunstancias, y tiene «carácter intergeneracional», porque afecta a todas las generaciones y no recae solo en los jóvenes, como denuncian que hacía el factor de sostenibilidad del PP.
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Desde Seguridad Social incidieron en que se trata de una primera propuesta que está abierta a la negociación con sindicatos y patronal y, por tanto, puede llegar a pactarse una subida mayor o menor y, de igual manera, durante más tiempo o menos.
La filosofía que tiene esta medida es ir recuperando poco a poco el Fondo de Reserva para poder tirar de él cuando el Gobierno necesite un extra de ingresos en momentos de mayor tensión financiera, es decir, cuando comience a jubilarse la generación del 'baby boom' y suponga un fuerte incremento del gasto en el sistema que no podrá afrontarse si no se toman medidas adicionales.
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Cabe recordar que la conocida como 'hucha' de las pensiones, que se creó en el año 2000 con los superávit para ir generando un colchón de ingresos extra para hacer frente a las jubilaciones del 'baby boom', apenas cuenta ahora con 2.000 millones de euros, una cantidad mínima, que está muy lejos de los cerca de 67.000 millones que llegó a acumular.
Desde 2012, cuando las cuentas de la Seguridad Social empezaron a torcerse, el Gobierno comenzó a tirar de este fondo de forma periódica, hasta el punto de que, sumando todas las disposiciones, el Gobierno habrá retirado más de 80.000 millones en apenas ocho años. Ahora el objetivo es que, a través de este impuesto finalista que recae en las espaldas de trabajadores y empresarios, se vuelva a engordar esta hucha para hacer frente al menos a una parte de esos más de 4 puntos de PIB que se prevé aumentará el gasto en pensiones en las próximas décadas.
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Con este diseño, Escrivá se pliega a las exigencias de los sindicatos y Unidas Podemos, que exigían una medida a través de más ingresos y no de recortes. Sin embargo, desde la CEOE se oponen con firmeza a más subidas de impuestos en un momento además delicado para la economía, por lo que la negociación, que continuará el lunes próximo, se presenta complicada.
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