¿Alguien podía imaginar que las centrales eléctricas pudieran llegar a parar su producción en pleno siglo XXI? La crisis energética ha puesto sobre la mesa una mera posibilidad que hasta ahora nadie se había planteado. Ocurrió lo mismo con la pandemia: solo en grandes ... películas el mundo conseguía paralizarse por completo. Pero la espiral de precios en la que se mueve el gas y el petróleo ha comenzado a levantar ampollas en un mercado tan sensible como el de la energía.
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La primera advertencia llegó de la mano de las centrales nucleares. La organización que engloba estas plantas (Foro Nuclear) emitió un comunicado a mediaados de septiembre en el que expresaba su rechazo al proyecto de ley sobre la retribución del CO2 no emitido del mercado eléctrico y al decreto-ley aprobado en el Consejo de Ministros este martes para reducir el precio de la luz,. Según ha dicho en un comunicado, su aplicación podría derivar «en el cese de la actividad de todo el parque nuclear». ¿Órdago?¿Realidad? En cualquier caso, las alarmas se encendieron. Aunque no será hasta 2035 cuando se clausure el último reactor nuclear de los siete que tiene España.
Más allá del anuncio, apenas tres semanas después llegó la realidad. Una parte la energía eólica y la fotovoltaica estuvo más de la mitad del domingo pasado sin producir por el efecto del plan de choque aprobado por el Gobierno. Estos dos tipos de renovable, que es la que pretende impulsar el Ejecutivo en el marco del Plan de Energía y Clima, registraron más de 13 horas sin producir aquel día:alegan que no podían casar oferta y demanda con unos precios que bajaron el fin de semana, pero por los que esas tecnologías debían pagar más por las medidas del Ejecutivo.
El director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), Juan Virgilio Márquez, sostiene que con ese decreto en vigor «hay un conjunto de parques que han tenido que cambiar su modo de operación porque tenían que pagar la tasa;y si no, estarían operando a pérdidas». Por eso, en algunos momentos algunas plantas no han aportado electricidad. También recuerda que la norma «aplica una tasa al coste que está habiendo en cada momento y genera incertidumbre que hace que la promoción se paralice y se valoren las consecuencias finales». «Hasta ahora teníamos una velocidad de crucero muy buena en las inversionres previstas, pero ahora se paralizan y frenan».
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Por su parte, José María González Moya, director general de APPA Renovables, recuerda que «una medida como ésta pone de unas a los inversores y a la vez se ponen a alerta». «Todos quieren ayuda en el proceso de transición energética», indica.
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Al mismo tiempo, González Moya recuerda que «una instalación no puede parar cuando le de la gana». Porque para paralizar la producción se necesita una autorización del operador del sistema, esto es, de REE.
Lo que sí están parando, o se lo están pensando, son algunas grandes industrias por los elevados costes eléctricos. «Desde hace un par de semanas he tenido conocimiento de que varias empresas están reduciendo producción», indicaba esta semana Fernando Soto, director general de AEGE (Asociación de Empresas con gran consumo de energía). «Los altos precios de la energía no dejan continuar la actividad en España», añade a la espera de alguna solución para el sector.
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