Los países de la UE rebajan a voluntario el ahorro de electricidad y dudan sobre topar el gas ruso

El encuentro de ayer sirvió, definitiva, para tantear el apoyo a posibles medidas de emergencia europeas. «No ha sido un debate fácil, pero estamos de acuerdo en que hay que actuar urgentemente y estamos dispuestos a trabajar con rapidez», destacó el ministro checo de Industria, Jozef Sikela, que intervino en nombre de la presidencia de la UE.

El tope al gas ruso es la medida más importante del paquete presentado por la Comisión Europea la semana pasada, pero también la más espinosa por lo que finalmente podría quedar fuera de la propuesta legislativa que se presentará la próxima semana. «Tenemos que seguir trabajando para diseñar la mejor forma de hacerlo», deslizó sobre este mecanismo la comisaria de Energía, Kadri Simson.

A pesar de la UE ha reducido la importación de gas ruso al 9% y de que sus reservas energéticas rozan ya el 83%, el bloque teme el corte total de Moscú ante un posible límite de precio. De hecho, varios organismos -entre ellos la Comisión y el Banco Central Europeo- han advertido esta misma semana de la posibilidad de que Europa entre en recesión si Rusia corta totalmente el suministro.

Dentro del bloque también hay países que se muestran reticentes a limitar el precio del gas que llega desde este país, por lo que el debate podría atascarse en el Consejo Europeo. Bruselas puso sobre la mesa un tope a todo el gas importado a Europa, independientemente de su procedencia, pero la iniciativa aún está muy verde para su aprobación. En el peor de los escenarios, un tope de este tipo podría comprometer la seguridad energética del continente. Según reconoció la propia Simson, la UE «debe analizar las consecuencias de una medida de este tipo (...). Existe una competencia feroz en el mercado del GNL».

La eficiencia energética y el ahorro de consumo han sido dos de las grandes apuestas de Bruselas de cara al invierno. La Comisión Europea destacó la importancia de reducir el consumo de electricidad de forma coordinada, sobre todo en las horas punta, cuando entran en el mercado las centrales de ciclo combinado. Los países europeos apuestan, en cambio, por reducciones voluntarias de la demanda.

El Ejecutivo comunitario espera avanzar en el tiempo que resta en esa discusión y cuenta con recibir el apoyo de los Estados miembro para limitar el consumo un 5% en las horas punta. El ministro checo Sikela detalló que la propuesta final de la próxima semana contendrá, previsiblemente, una serie de medidas voluntarias y «un punto desencadenante» que obligaría a los estados a aplicar esas medidas.

Donde no parece haber discusión es en la fijación de un límite a los beneficios sobrevenidos de las renovables y la nuclear. La idea es que ese dinero quede en manos de los países para que se destinen a proteger a proteger a hogares y empresas vulnerables. Del mismo modo, apuestan por crear un mecanismo de solidaridad para que las ganancias de las compañías de energías fósiles puedan dirigirse también a ese fin. El apoyo también fue generalizado para la creación de mecanismos de liquidez y rescate de las compañías energéticas.