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La patronal mundial de viajes alertó esta semana de que 50 millones de empleos están en riesgo en todo el mundo por la cancelación masiva de viajes, el cierre de fronteras en países como Italia o la prohibición de recibir viajeros desde la UE dictada ... por Donald Trump. «El brote de COVID-19, representa claramente una amenaza significativa para toda la industria, tanto para aquellos que se emplean en ella, como para quienes desean continuar viajando», señaló Gloria Guevara, consejera delegada del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC).
Este organismo, en el que participan directivos de empresas de la talla de Airbnb, Google, IBM, Expedia o Mastercard, calcula que los viajes en todo el mundo podrían descender un 25% este año, lo que equivale a no realizar ningún desplazamiento en tres meses en el mundo y a una reducción de empleo del 14% de la plantilla total.
Por ello, presentaron un plan de choque para corregir esa tendencia tan negativa: eliminar los visados donde sea posible, flexibilizar la norma que obliga a las aerolíneas a cumplir con el 80% de los vuelos para no perder las franjas horarias o reducir los impuestos a los viajeros para abaratar los billetes. «El sector de viajes y turismo ha demostrado tener una gran fortaleza frente a las crisis, y esta capacidad de recuperación ha mejorado en los últimos años», recalcaba el comunicado.
Los últimos datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT) revelan que 2019 se cerró con 1,5 billones de viajes en todo el mundo y las previsiones de crecimiento, antes de que estallara la crisis del coronavirus, apuntaban a un crecimiento del 3% o del 4% por la mejora de las expectativas económicas sobre todo en la segunda mitad del año, algo que ahora está muy en cuestión.
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