El bitcoin tienta al inversor con ser su peligroso refugio en plena pandemia

A pesar de las llamadas a la contención a la hora de adentrarse en este laberinto, al bitcoin se le han ido abriendo las puertas de cada vez más inversores. Y como un efecto dominó, esta flexibilidad le ha permitido varios hitos en el año de la pandemia: ha cuadruplicado su valor desde hace dos ejercicios; lo ha duplicado en apenas 12 meses; y ha rozado un récord de cotización, los 20.000 dólares por unidad.

Como ya le ocurrió a mediados de 2017, el bitcoin se ha calentado sin ningún tipo de vértigo. Las subidas han sido cada vez más exponenciales, batiendo sus propios récord. Aunque en los últimos días ha calmado las expectativas hasta situarse en el entorno de los 18.000 dólares. A finales del año pasado eran 9.000.

Detrás de este impulso hay varios agentes que, con nombre y apellido, han contribuido a fortalecer esta posibilidad de inversión. «Los inversores institucionales (los grandes fondos, casas bursátiles y corporaciones, en términos generales) han cambiado y ya empiezan a integrarlo en sus carteras de inversión», explica Joaquín Robles, analista de XTB. Empresas como Microstategy y Square –detrás de la que se encuentra el fundador de Twitter, Jack Dorsey– han decidido incorporarlos como parte de sus reservas. También la conocida red de pagos virtuales de Paypal ha anunciado que permite realizar sus transacciones con criptomonedas. En Suiza, el banco perteneciente al gigante energético ruso Gazprom ha realizado con algunos de sus clientes las primeras operaciones con bitcoin. Ante esta sucesión de anuncios, Raúl López, country manager de Conmotion España, destaca que «cuando aparecen noticias de que grandes empresas van a utilizar o invertir en bitcoin, se genera un sentimiento de confianza y consecuentemente se ve reflejado en un aumento de su valor».

Así, poco a poco, han ido desapareciendo las barreras establecidas frente a la divisa virtual por antonomasia. «La pandemia ha obligado a los bancos centrales a inyectar mucho más dinero en el sistema fiduciario antiguo de las divisas tradicionales hundiendo más los tipos de interés y aumentando el atractivo de las nuevas criptomonedas», explica Salvador Casquero, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) y presidente de 2gether. «Ya se empiezan a consolidar como activos refugio ante las crisis y como activos de inversión con muchísima más rentabilidad», apunta. Además se ha convertido en otro refugio ante la debilidad de un dólar que apunta en su cambio hacia los 1,25 frente al euro.

Sus defensores apuntan las bondades de esta inversión:no precisa un depositario que lo garantice;su base es una tendencia subyacente;al estar restringido por bloques es resistente a la depreciación... Sin embargo, el bitcoin corre el peligro de convertirse en el tragaperras del siglo XXI, sobre todo para el pequeño inversor que puede verse tentado a ganar mucho dinero en poco tiempo. «No puedo decir si se trata o no de una burbuja», señala Joaquín Robles. Y recuerda que las predicciones sobre esta criptomoneda no se han cumplido –algunos analistas apuntaron que llegaría a los 25.000 e incluso los 300.000 dólares–. «No hay razones para basarnos en pensar que pueda seguir subiendo», señala. «Muchas veces la euforia colectiva es la que provoca estos movimientos alcistas», afirma.

Robles recuerda que el bitcoin, como todas las monedas virtuales, no tienen «una regulación y fundamentos claros» y tampoco «respuestas tan claras», dos factores que generan dudas entre los inversores más puristas. Salvador Casquero recuerda que lo que un inversor tiene que tener claro es que «como toda inversión, hay riesgos de perderla, total o parcialmente». Por eso aconseja «no perder el control de las finanzas, saltar del barco según las posibilidades de cada uno y evitar perecer ahogados en la volatilidad» de este tipo de mercados.

Por su parte, Raúl López recomienda «comprender las bases de cómo funciona». «No hay que invertir por encima de las posibilidades» de cada uno. «En general, hay que aplicar el sentido común», recomienda para un activo que tantas delicias como fracasos puede provocar entre sus fieles seguidores. Porque entrar es mucho más fácil que salir de esta inversión.