El Gobierno admite que la sequía afectará a los precios de los alimentos

Ya van trece meses consecutivos de reducción de los costes de producción, según los índices de la FAO, lo que lleva a pensar en un «traslado progresivo a la cadena alimentaria y a los índices de precios al consumo», insistió Miranda, pero señaló que esto podría truncarse si la sequía sigue este ritmo, con un nivel de lluvias en abril inferior incluso al del año pasado, que ya fue malo.

Unos precios que por ahora no tienen visos de reducirse y que por el momento solo se «contienen». Así lo reconoció en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros el propio titular de Agricultura, Luis Planas, que indicó que en febrero los alimentos subieron un 16,6% mientras que en marzo el alza fue del 16,5%. «Estamos en un momento de contención de los precios a pesar del contexto tan complicado por la guerra de Ucrania y la sequía», señaló el ministro, que se mostró convencido de que los precios de los alimentos van a disminuir de forma progresiva «en un periodo próximo».

En este contexto, la elevada inflación está limitando el crecimiento de la industria española de alimentación, que tras varios años avanzando a muy buen ritmo, en 2022 vio cómo el volumen de consumo se retrajo un 1,1% hasta los 66.294 millones de euros, según los datos del Informe Económico de Fiab realizado con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

El estudio presentado este martes revela que el gasto medio por persona en el hogar cayó el 1,8% el año pasado, hasta situarse en los 1.427 euros anuales, 26 euros menos que en 2021. Ello se debe a un escenario de aumento de precios y a las medidas adoptadas para contener la inflación como las subidas de los tipos de interés, que han llevado a los hogares a contener sus gastos y modificar sus patrones de consumo, señalan desde Fiab. «El consumo de alimentos y bebidas se ha visto directamente impactado por el aumento del IPC en 2022», aseguran en el informe.

La producción de esta industria siguió creciendo en 2022, pero a un ritmo mucho menor que antes. Así, mientras que entre 2015 y 2019 el promedio de la tasa de avance se situó en el 4,5% (no se tienen en cuenta 2020 y 2021 por la covid), el año pasado la producción solo creció un 1,5%, hasta los 144.955 millones de euros.

Esto se debe a que desde finales de 2021 los costes de producción se han ido acelerando hasta cerrar 2022 con un aumento del 18,6%, según los datos del informe. Achacan esta subida de costes productivos al aumento de los precios energéticos, de los transportes y de las materias primas, lo que ha «limitado» la positiva trayectoria del sector. «Se ha producido una pérdida de dinamismo de los ritmos reales de actividad productiva del sector y una reducción de márgenes para no generar mayores desajustes entre oferta y demanda», indican desde Fiab.

En este sentido, el director general de la federación, Mauricio García de Quevedo, destacó el esfuerzo realizado por la industria para absorber parte de los costes. «Durante 2022 hemos sufrido una crisis global que ha generado incertidumbre, inestabilidad y la grave situación de inflación que todos padecemos. Los resultados presentados por muchas empresas del sector demuestran cómo han reducido sus márgenes para no trasladar al consumidor las subidas que han sufrido», afirmó.

Por ello, reclamó un «ámbito regulatorio y fiscal «que tenga en cuenta este difícil contexto para proteger a un sector estratégico para España y Europa de la vulnerabilidad económica a la que está precipitando esta situación. Entre otras cuestiones calificó de «urgente» resolver las convocatorias del Perte agroalimentario para permitir dotar a las pequeñas y medianas empresas de recursos necesarios para adoptar las inversiones en innovación y mejorar así su competitividad.