Una factura de la luz. foto: ARCHIVO | vídeo: ep

La inflación se desboca en febrero hasta el 7,4%, la mayor tasa en 33 años

Los precios se encarecen ya no solo por la luz y el gas, sino de forma generalizada, mientras la guerra complica una pronta moderación

Lunes, 28 de febrero 2022, 09:07

La subida de los precios parece no tener tregua y el fin de esta escalada que comenzó hace ya casi un año se complica cada vez más ahora que ha estallado la guerra en Ucrania. Así, la tasa interanual del Índice de Precios de Consumo ( ... IPC) se elevó de golpe y porrazo 1,3 puntos respecto a enero y se dispara hasta alcanzar el 7,4%, su nivel más alto en 33 años, concretamente desde julio de 1989, según el avance publicado este lunes por el INE, que publicará los datos definitivos a mediados de marzo.

Publicidad

Este fuerte alza de más de un punto se debe a una subida generalizada en la mayoría de sus componentes, pero sobre todo a los incrementos de los alimentos y bebidas no alcohólicas, así como a los carburantes y combustibles. A ello se suma la inestabilidad en los precios de la electricidad, ya que, aunque bajaron durante este mes, están muy por encima de los de febrero de 2021. Así, como ya sucedió en enero, el fuerte encarecimiento de los precios de la luz y el gas se ha trasladado ya a la cesta de la compra y ha provocado un incremento de la mayor parte de productos y servicios de los que se abastecen los españoles en su vida diaria, lo que deriva en una importante pérdida de poder adquisitivo.

Este repunte en febrero, incluso en niveles por encima del 7%, era previsible, puesto que los precios de la luz se hundieron en febrero de 2021 debido a los fuertes vientos, al tiempo que las temperaturas más cálidas de lo habitual llevaron a una moderación del gas. Si a esto se le suma el encarecimiento de la gasolina a máximos y la electricidad en cotas superiores a los 200 megavatios hora, el empuje al alza de la inflación era inevitable. De hecho, el incremento mensual fue del 0,6% respecto a enero, el mayor aumento en un mes de febrero en 30 años, lo que contrasta con el descenso del 0,4% experimentado el mes anterior.

Y si había esperanza en que esta deriva inflacionista tocara techo este mes y fuera ya el comienzo de una senda a la baja, el ataque de Rusia a Ucrania lo hace harto díficil y además echa por tierra el plan del Banco Central Europeo (BCE) y de la Reserva Federal de poner su maquinaria en funcionamiento para frenar la inflación a costa de una subida de tipos, algo que debe hacer sin lastrar una economía que aun no se ha recuperado de la crisis de la covid-19.

El Gobierno, por su parte, reconoce que se trata de una subida «muy importante», que atribuye a los precios de la energía, y admite también que la evolución de los precios es el principal impacto que puede tener la invasión de Ucrania en la economía española. Así lo aseguró la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, quien recalcó que el objetivo actual es «evitar» que el repunte que empezó a mediados del año anterior se convierta en un factor estructural.

Publicidad

Pese a ello, Calviño descartó que el Gobierno vaya a revisar sus previsiones macroeconómicas antes de abril y afirmó que está «tranquilo» respecto a su posición fiscal porque los ingresos están yendo mucho mejor de lo que se había previsto.

14 meses en positivo

Con el dato de febrero, el IPC interanual encadena su decimocuarta tasa positiva consecutiva y acumula ya once meses por encima del 2%, el objetivo histórico de contención de precios marcado por el Banco Central Europeo (BCE). Asimismo, suma tres meses seguidos en tasas superiores al 6%, niveles que no se veían desde hace más de tres décadas.

Publicidad

En el segundo mes de 2022, el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) situó su tasa interanual en el 7,5%, más de un punto por encima de la de enero. Por su parte, el indicador adelantado del IPCA avanzó un 0,7% en tasa mensual.

Por otro lado, la inflación subyacente, que deja fuera a los productos energéticos y los alimentos no elaborados, se incrementó seis décimas, alcanzando el 3% de variación interanual, es decir, más de cuatro puntos por debajo del nivel general de precios. Para los sindicatos este dato es «preocupante» porque significa que las empresas están empezando a trasladar el aumento de los costes de producción al precio final de sus productos, pudiendo llegar a encarecerse aún más la cesta de la compra y retroalimentar la espiral inflacionista. Por ello, exigen una subida generalizada de los salarios de los trabajadores que contribuya a paliar la importante pérdida de poder adquisitivo que están sufriendo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad