Secciones
Servicios
Destacamos
Pese al momento excepcional que está viviendo el país, se muestra sereno aunque preocupado. En su apenas año y medio al frente de los empresarios, ya ha vivido dos Gobiernos diferentes, dos elecciones generales y, ahora, una crisis que está poniendo patas arriba la economía. ... Todas sus fuerzas se concentran en proteger a las compañías y a los trabajadores, pero en la apretada agenda que tiene, Antonio Garamendi (Getxo, Vizcaya, 1958) hace un hueco a este periódico para conceder la primera entrevista a un medio escrito tras la aprobación de la batería de medidas para afrontar esta situación. Eso sí, la primera pregunta la hace él, estresado por no llegar a todo: «¿Necesitarás poco tiempo, verdad?». Y bromea con que es la misma pregunta que le hace a su dentista cada vez que va.
–Las noticias sobre el coronavirus, lejos de mejorar, se recrudecen. ¿Qué estimaciones se manejan desde CEOE sobre el impacto que tendrá en la economía?
–Esto no es una crisis convencional económica, esto es una crisis nueva. De momento cifras no tenemos desde el punto de vista económico, porque todavía tenemos incertidumbre de saber cuánto va a durar. Lógicamente los ERTE se han disparado, pero estamos viendo cómo por un lado se protege a las personas y se protege por otro lado a las empresas, que es la única manera de proteger al empleo y a la economía, para que, cuando pase esto, el país se ponga en marcha cuanto antes.
–¿Prevé problemas de financiación en las empresas?
–Ahora mismo no tiene ningún sentido la valoración de las empresas –tanto en el Ibex como en el mercado continuo– con su fortaleza y solidez. La medida del Gobierno de que no todo el mundo pueda entrar en la compra de esas empresas es buena. También es bueno que el Banco Central Europeo (BCE), aunque igual un poco tarde, se haya puesto las pilas a la hora de inyectar 750.000 millones. Pero sí echamos de menos unir las decisiones, medidas comunes, porque esta crisis es de toda Europa. Y esto es clave para que esos mercados se consoliden.
–¿Opina que las Bolsas tendrían que haberse cerrado?
–Desde un punto de vista liberal, eso no tiene sentido. Desde el punto de vista de los mercados, tampoco. Pero por eso tiene sentido el respaldo del BCE y que en algunos casos se hayan metido algunas medidas de protección con respecto a las empresas españolas. No es lógico que en un momento tan breve el valor de las compañías haya caído un 37%. Esto en la medida en que pase se irá recuperando. Es parte de esta crisis sanitaria que nos ha llevado a una crisis económica que, espero, sea muy pasajera.
–¿Ve interés extranjero por las empresas españolas?
–El interés de los inversores extranjeros por España siempre ha sido muy importante y por eso también hay que proteger todo esto, porque lo que nos interesan son los inversores serios extranjeros que confían en este país. El riesgo son otros inversores más especulativos. Es importante proteger la economía española para dar una garantía a los inversores de fuera, que son muchísimos
–¿Teme que el previsible aumento del gasto público incremente el déficit y el mercado comience a tratar peor a los activos españoles?
–Lógicamente, en un momento dado puede subir algo, esto va a haber que protegerlo. Va a ser necesario pedir más dinero, y eso al final el mercado de capitales lo va a evaluar. Tenemos que pensar que esto es algo pasajero y por eso es importante que hagamos luego las cosas bien, para que vuelvan las cosas a su ser.
–Ha elogiado las medidas aprobadas por el Gobierno el pasado martes. Pero ¿llegan con retraso?
–Como todo, hubiéramos preferido algunas medidas antes. Pero esta es una crisis sin precedentes y su gestión entendemos que no es fácil. No es momento de críticas, para nada, sino de poner el hombro y echar una mano. Por eso tenemos que estar todos juntos y colaborar.
–¿Qué medidas han echado en falta?
–Como todo, pensamos que hay algunas medidas que se podrían mejorar, pero se está haciendo todo con buena fe y vamos a ver si entre todos lo sacamos adelante. Estamos más tratando de ajustar, de mejorar las que hay, que pidiendo nuevas medidas. Por ejemplo, en los ERTE, esperamos que vayan con celeridad, porque es una medida muy importante que salva a la empresa y a la vez protege a los trabajadores. Estamos hablando de medidas excepcionales en tiempo excepcional, pero afortunadamente con un plazo de tiempo. Esto no va a estar así toda la vida. En el tema de los avales, nos gustaría que las líneas de crédito estuvieran cuanto antes encima de la mesa. Espero que el lunes o martes este tema esté arreglado. Si hubiera estado tres días antes, habría sido mejor, lógicamente.
–¿Son suficientes esos 100.000 millones de avales?
–Hoy por hoy creo que es una cifra que está dentro de lo razonable, pero si se alarga en el tiempo habrá que tomar medidas más agresivas. Quiero aclarar que son 100.000 millones de avales, que significa que el Estado pagará si las empresas no pueden pagar. Pero las empresas van a pagar esos avales, con lo que, en el peor de los casos, igual el Estado pierde 10.000 millones, pero no 100.000. Y los que ponen la liquidez, los que están asumiendo riesgo, son los bancos. Lo digo porque se está vendiendo que esto es un dinero que cargan las empresas al Estado. No. Son realmente créditos que se van a devolver. Todo eso se va a devolver.
–Uno de los colectivos más enfadado son los autónomos. ¿Se suma a la consideración de que los han dejado en la cuneta?
–Yo no creo que se les haya dejado en la cuneta, sinceramente. Entiendo que puedan tener sus reivindicaciones, pero creo que los autónomos también están protegidos. Se ha planteado un ERTE en el caso de que tengan empleados o incluso el derecho a una especie de paro en caso de cese de actividad. Son temas que se están arreglando poco a poco.
–¿Preocupa a los empresarios el derecho de los trabajadores a elegir su horario o reducir la jornada en este periodo?
–Aquí hay que conjugar la salud de las personas, algo que nadie discute, con que las empresas no paren. En el momento en que una persona tiene derecho a conciliar y puede decir que yo voy a esta hora o dejo de ir, depende de qué empresas les está obligando a cerrar, porque a veces no se puede administrar el tiempo así. Creo que son temas que se tienen que ir ajustando. ¿Qué pasa con todo el sector industrial? Hay un punto intermedio entre que no estén al 100% a que paren, pero hay medidas muy restrictivas para ir a trabajar.
–Insisto en que manejará algún tipo de datos de cara a una parálisis de un mes.
–No estamos entrando en cifras, pero sí es verdad que puede haber una caída de facturación de las empresas españolas del orden de unos 70.000 millones de euros, lo que supone un 3% del PIB. Desde el punto de vista de la caída de empleo, no quiero aventurarme a dar cifras, porque nuestro objetivo es mantener el empleo. En cuanto esto pare, las empresas se pondrán en marcha para poner en marcha al país rápidamente, porque aquí no sobra nadie.
Las medidas aprobadas. «No es momento de críticas, para nada, sino de poner el hombro y echar una mano»
Créditos. «Los 100.000 millones de avales las empresas los devolverán, no se le cargará al Estado»
Posible impacto. «La facturación de las empresas puede caer en unos 70.000 millones de euros, un 3% del PIB»
–¿Nos ha cogido esta nueva crisis más preparados que la de 2008?
–Infinitamente más preparados que en la de 2008. Independientemente de que había una desaceleración a nivel mundial, estábamos creciendo, la crisis anterior venía de una crisis financiera, ahora hablamos de una crisis sanitaria. Las empresas están mucho mas preparadas que en aquel momento, cuando estaban tocadas, igual que estaba toda la economía. Uno de los temas que España ha hecho muy bien es la internacionalización. Ahora son 200.000 las empresas que exportan, antes eran 50.000; antes la aportación del PIB de las empresas era del 22% y ahora es del 34%.
–Es decir, ¿que estaba más preocupado por la crisis económica de 2008, desde el punto de vista empresarial?
–Sí. Esta crisis es un drama desde el punto de vista personal, pero desde el punto de vista económico estamos hablando de una economía que está más preparada y que está funcionando. Que estaba creciendo por encima de otros países, que se estaba creando empleo, que tiene a gente más formada... Creo que no tiene nada que ver con que luego tengamos unos meses en los que tendremos que ponernos las pilas para recuperar lo que hemos perdido.
–A las empresas, junto a los bancos, se les demonizó en la anterior crisis. ¿Pueden ahora recuperar su imagen?
–La demagogia siempre es más fácil de vender. Si algo queda claro es que las empresas son las que generan en un país el empleo, la riqueza, los bienes y servicios. Y creo que la gente es consciente de que las empresas en el fondo son de todos: de los accionistas pero también de los trabajadores y de los clientes.
–Una vez que se inicie la etapa de recuperación, que ojalá sea pronto, ¿qué medidas demandaría al Gobierno para impulsar la reactivación de las empresas?
–Creo que ahora lo que toca es hablar del hoy, del ahora. Ver cuánto dura. Luego habrá que tener y hablar de un rigor presupuestario, de una ortodoxia económica para volver a poner el país en marcha. Cuando toque, ya lo hablaremos.
–¿Teme que el Gobierno pase factura a las empresas del fuerte desembolso que ha tenido que hacer en forma de nuevas subidas de impuestos o cotizaciones?
–No lo sé. Lo veremos en ese momento y veremos cuáles son las vías de recuperación. Está claro que habrá que hacer unos Presupuestos pensados para que la economía vuelva a crecer y vuelva a ponerse en marcha y en muchos casos Presupuestos más expansivos y no en otro tipo de gastos que no vayan en la dirección de hacer más fuerte al país.
–Llegaron a un acuerdo con los sindicatos sobre las medidas que había que tomar. ¿Éste es el principio de otros grandes acuerdos?
–Con los sindicatos llevamos haciendo acuerdos desde hace 40 años. Y ahora se está demostrando que el diálogo social vale para algo y es muy importante, porque muchas de las medidas que se están tomando vienen de un acuerdo. La paz social es la mejor infraestructura que tiene el país. El otro día en diez horas logramos una serie de acuerdos y nos pusimos al servicio de la sociedad y del país. La foto significa que vamos a seguir haciendo acuerdos. Se demuestra que cada vez que hay temas importantes, nos sentamos juntos en la mesa y salimos con un objetivo común para el país, que en este caso es tirar para adelante.
–La derogación de la reforma laboral ha quedado ahora en un segundo plano. ¿Se retomará tras este parón?
–Lo que pasa en un día hace antiguo lo anterior. La tenemos ahora totalmente aparcada. Pero nuestra postura es clara: siempre hemos dicho que consiguió que se crearan muchos puestos de empleo y que salvó a España de la crisis que vivíamos. Cuando acabe esto, volveremos a la mesa y ahí sí digo que si se pretende cambiar, será más difícil crear ese empleo del que estamos hablando.
–Si se hubiera ya modificado, ¿la gestión de la crisis sería más difícil?
–En estos momentos sería todo más complicado, salvo que tomaran medidas urgentísimas. Nosotros pensamos que esa reforma fue buena para el país y no compartimos los otros criterios, pensamos que no son buenos para la economía.
–Esta crisis ha dejado también aparcada la urgente reforma de las pensiones. ¿A favor o en contra de la mochila austríaca que defiende Nadia Calviño?
–El tema de las pensiones es clave y nos preocupa muchísimo. Por un lado habrá que sacar partidas que no tienen nada que ver con las pensiones, y que posiblemente tendrán que ir a través de los Presupuestos del Estado, como la orfandad y la viudedad. Habrá que hacer un estudio serio y habrá que crear medidas correctoras, de ver cuántos son los años que tenemos que pagar, el año en el que nos tenemos que jubilar... Porque, ¿qué es la mochila austríaca? ¿Que aparte de lo que ya pagan las empresas paguen más? Entonces no creo que sea una buena fórmula. Pero depende de cómo se plantee.
–Se habló de que tiene buena sintonía con Pablo Iglesias. Después de las críticas previas a la formación del Gobierno, ¿ha mejorado su opinión sobre el vicepresidente?
–Creo que no tiene nada que ver que con alguien te separen ideológicamente cosas, con que en el plano personal alguien se lleve bien con otro. Yo en principio me llevo bien con todo el mundo. En lo personal, con el señor Iglesias tengo buen trato, algo que no tiene nada que ver con que tenga que compartir muchas de sus opiniones. Lo mismo que entiendo que él dirá de mí.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.