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Pese a los avances para la puesta en marcha de un impuesto mínimo global, algunas voces alertan del daño que un tributo de estas características podría plantear a la internacionalización de las empresas. Gregorio Izquierdo, Director General del Instituto de Estudios Económicos (IEE), aboga por ... que España no implante este gravamen y opte por hacer más atractivo su impuesto de Sociedades.
–¿Cómo valora el apoyo de España a la propuesta de EE UU?
–Sería un grave error adoptar este planteamiento en España. En primer lugar, porque como muchos países no lo van a implementar, se podría producir una irreversible deslocalización de empresas españolas, que son cabecera o matriz de grupos internacionales, hacia otras jurisdicciones, incluso cercanas, que no implantarán dicha figura. Por otra parte, esta medida supone un aumento de la componente fiscal del coste de capital de las empresas que operan a nivel internacional. Dicho de otra forma, constituye un obstáculo añadido a la internacionalización. La estrategia inteligente de España sería no implantar este gravamen adicional y apostar por un impuesto sobre Sociedades atractivo. Esto pasa por corregir íntegramente la doble imposición internacional, firmando convenios adecuados en los países en los que operan nuestras empresas, para intentar atraer las matrices que, de prosperar la subida planteada, necesariamente se van a deslocalizar de sus actuales sedes.
–¿Hay alguna estimación de la recaudación que se conseguiría por esta vía?
–No nos consta que se haya hecho, y tampoco se han cuantificado los efectos de deslocalización de inversiones y empresas por la misma. Sería obligado un análisis exhaustivo al respecto antes de seguir avanzando en esta equivocada línea.
–¿Considera factible un acuerdo para este mismo verano, como se está planteando?
–Es una decisión complicada en tan corto plazo. En cualquier caso, la OCDE carece de normativa para obligar a sus estados miembros a adoptar una medida de este tipo si no está de acuerdo con ella.
–¿Cree que la medida contribuirá a limitar la actividad en paraísos fiscales?
–El concepto de paraíso fiscal es equívoco. Esta medida haría perder su atractivo a aquellos países que tienen un tipo de gravamen inferior al mínimo que finalmente se acuerde. Afectaría a aquellos países en vías de desarrollo con pocas ventajas competitivas frente a los desarrollados. Se les estaría privando de la posibilidad de ofrecer menores tipos impositivos para atraer inversión. El presidente del Banco Mundial, David Malpass, ya ha señalado que un impuesto global del 21% resultaría demasiado gravoso para estos países en vías de desarrollo.
–¿Cómo debería estar enfocada la reforma fiscal del Gobierno para recuperar la recaudación por Sociedades?
–Si la principal razón de la caída en la recaudación de Sociedades es la caída de beneficios empresariales, parece razonable que los esfuerzos para aumentarla se basen en que dichos beneficios se recuperen, y no en gravar más los cada vez más escasos resultados. O, lo que es peor, introducir un concepto de beneficio fiscal cuando las empresas, en realidad, tengan pérdidas. Ampliar bases imponibles favoreciendo el crecimiento y la creación de empleo es el camino a seguir y cualquier otra solución para incrementar la recaudación en el corto plazo elevando tipos, restringiendo la deducibilidad de gastos o impidiendo la compensación de pérdidas, producirá pérdida de recaudación en un futuro.
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