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Los altos precios de la luz en el mercado mayorista no terminarán en 2021. El Gobierno tiene cada vez más claro que esta situación se alargará durante gran parte del próximo ejercicio y ya aseguran que es posible que la estabilización no llegue hasta « ... bien entrado 2022».
Así se ha pronunciado Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, en referencia a esta problemática que está llevando a que la inflación se haya disparado y que muchas empresas o particulares se vean obligados a asumir sobrecostes. Por ello, ha abogado por acelerar la respuesta europea que ya se prepara.
La también vicepresidenta ha apuntado que «todavía sentimos que hay varias cuestiones preocupantes en el horizonte». La primera, es «constatar la baja cobertura que tenía la industria española». Aunque la misma tuviera una estructura de costes fijos en los que la energía representaba mucho, ha señalado que «no tenía demasiada energía contratada a precios fijos a largo plazo». Por tanto, ha explicado que el sector «iba cada día a comprar su energía al mercado; y en la medida que ese mercado se ha disparado, le afecta de forma muy importante».
Según ha informado Europa Press, Ribera se mantiene en su tesis de que los costes medios de la factura de los hogares en España «se van a mantener en el entorno de lo que pagaron en 2018 a finales de año». Algo que ha considerado que será posible gracias a las medidas llevadas a cabo por el Gobierno. En este sentido, ha lamentado que «lo que estamos viviendo es consecuencia de la volatilidad del precio del gas en los mercados internacionales».
Esta crisis afecta de forma especial a España después de que Argelia haya cortado un gasoducto que llegaba al país por Marruecos, con el que mantiene importantes disputas. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha destacado que, aún así, el suministro está garantizado por otras vías y que tratan de mediar para evitar una escalada de tensión entre los dos países mientras siguen los últimos episodios «con preocupación».
La escalada entre Argelia y Marruecos se produce en un momento delicado para España en su relación con los dos países, a los que como ha recordado Albares, además de vecinos se les considera «socios estratégicos».
La crisis abierta con el reino alauí por la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, y la negativa a reconocer como marroquí el Sáhara Occidental aún no se ha cerrado, pese a que desde el Gobierno aseguran que perciben «señales positivas» del otro lado del Estrecho y que Mohamed VI expresó en agosto su voluntad de abrir una nueva etapa. La tensión ha aumentado en las últimas horas después de que Argelia acusara a Marruecos del «cobarde asesinato» de tres camioneros mientras circulaban entre la capital mauritana, Nuakchot, y la ciudad argelina de Uargla en un «bombardeo».
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