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Pese a la creciente preocupación por el medio ambiente, la recaudación por impuestos 'verdes' ha disminuido desde el año 2000, en el mundo en general y en Europa en particular. Concretamente, los impuestos ambientales en la UE representaban en 2002 el 6,8% del total ... de ingresos tributarios, mientras que en 2007 fue del 6,1%. Es más, en relación con el PIB, estos tributos cayeron una décima hasta el 2,4% de 2002 a 2017, según el informe 'La fiscalidad ambiental en España' elaborado por el Consejo General de Economistas (REAF).
En España, la ratio de recaudación por impuestos 'verdes' sobre el total de ingresos tributarios fue del 5,4% en 2017 -últimos datos disponibles-, siete décimas por debajo de la media de la UE y menos que en 2002. Aún así, destaca el hecho de que otros países avanzados como Alemania (4,6%), Francia (5%) o Suecia (4,9%) están por debajo en presión fiscal. Por el otro lado, muy por encima de España están Dinamarca (8,1%), Grecia (10,2%) o Letonia (11,2%).
Por tanto, si España subiera los impuestos medioambientales a niveles de Portugal (7,5%) o Italia (7,9%) recaudaría hasta 6.300 millones de euros más que lo que consigue actualmente, hasta obtener unos ingresos de 27.700 millones de euros. Y es que en total, España ingresó 21.382 millones de euros en 2017 por este tipo de gravámenes, un 3% más (628 millones) que un año antes y un 8,3% más (1.760 millones) que en 2013, según la cuenta ambiental del INE recogida por el informe del REAF.
Por tipo de impuesto, en el conjunto de la UE el gravamen sobre la energía representa el 77% del total, mientras que en España es casi el 83%. Sin embargo, los impuestos sobre el transporte suponen en España solo el 12,7%, mientras que la media de la UE es de casi el 20%, y en países como Dinamarca o Suiza superan el 40%. «Es evidente que en España se podrían hacer modificaciones para aumentar la recaudación en el ámbito del transporte», señaló María José Portillo, directora de la cátedra de Hacienda Territorial de la Universidad de Murcia, durante la presentación del informe.
Así, si España aumentara los impuestos sobre el transporte hasta ese 19,8% de media europea, el Estado recaudaría 1.512 millones de euros extra, que se sumarían a los 2.706 millones que se obtienen actualmente. Es más, si subieran al 40% de algunos países europeos, la recaudación aumentaría en 5.816 millones de euros.
Los expertos del REAF no identifican un factor claro por el cual ha disminuido en toda Europa la presión fiscal sobre la contaminación, aunque señalan como posibilidad a que el aumento de los impuestos sobre la energía ha tenido como consecuencia la reducción de su consumo, además de la mayor eficiencia energética. «Los grandes electrodomésticos gastan ahora mucha menos energía que hace 20 años, al igual que los coches, que consumen menos gasolina que antes», explicó Jesús Sanmartín, presidente del gabinete de estudios.
Entre sus propuestas para una fiscalidad más adecuada en este ámbito, proponen la creación de un impuesto estatal sobre las emisiones de NOx y SOx (óxidos de nitrógeno y azufre) y su reparto a las comunidades, así como establecer un impuesto sobre el agua cedido a las autonomías. Además, piden una «mayor coordinación» entre las administraciones para adecuar las subvenciones a los impuestos, ya que en ocasiones se fomentan ciertas energías verdes que al mismo tiempo se están gravando.
Además, desde el REAF recomiendan «no perder de vista» las decisiones de la UE relativas a la modificación de la directiva de la energía, con proyectos como la tasa al carbón o a la aviación. En este sentido, el informe 'Impuestos energético-ambientales en España' presentado recientemente por la Fundación Alternativas, analiza los beneficios de aplicar un impuesto sobre los billetes de avión similar al de Alemania, que oscila entre los 7,5 y 42 euros en función de la distancia, calcula que se reduciría un 5% el número de pasajeros y las emisiones de CO2 asociadas y se recaudarían más de 1.300 millones de euros.
En cuanto a la propuesta del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que los países que más gases de efecto invernadero produzcan paguen hasta 75 dólares (68 euros) por tonelada de CO2 en 2030 para reducir el aumento de la temperatura del planeta, desde el REAF explican que es «importante» porque a partir de ahora los países tienen que llevar a cabo reformas impositivas consensuadas y perder «parte de su soberanía fiscal». Sanmartín destacó que desmontar industrias pesadas en el corto plazo es difícil porque las inversiones se hacen a largo plazo, pero confía en que el desarrollo económico «corrija las disfunciones» que se están dando y ciertos sectores sean «mucho menos contaminantes».
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