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La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sabía que ayer en el Consejo de Política Fiscal, además de presentar la nueva senda de estabilidad a las comunidades autónomas, tenía que tratar de solventar el conflicto con éstas a cuenta del IVA de 2017 que por ... valor de 2.500 millones de euros continúan reclamando. Y, decidida como está a no pagarlo después de que, según argumenta, se perdiera la oportunidad de hacerlo vía Presupuestos el año pasado, terminó vinculando una cosa con la otra: ofreció una senda más benévola de déficit para tratar de aplacar las demandas de las autonomías. También propuso que, a efectos de evaluación del cumplimiento del objetivo de déficit en el año 2019, se descontará el impacto del IVA no cobrado de 2017, así como financiación adicional del FLA con un interés del 0%.
El argumento de Hacienda es que las comunidades autónomas gastaron los 2.500 millones del IVA en disputa el año pasado y a ello atribuye el incremento del déficit que experimentaron en 2019, cuyos efectos se pretenden aliviar con las medidas que se aplicarán.
El conflicto, que se había avivado en las últimas semanas, parecía no tener color político: autonomías con Gobiernos del PP, como el madrileño o el andaluz, habían mostrado gran beligerancia por la recuperación del IVA. Pero también algunos socialistas, como el Emiliano García-Page, habían apuntando que no descartaban acudir a los tribunales para reclamarlo. Pero en la votación de la senda de déficit se terminó cumpliendo la disciplina de partido: los consejeros de las autonomías socialistas o con Gobiernos de coalición con el PSOE presente, como Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, La Rioja, Navarra o Comunidad Valenciana, votaron a favor, así como el cántabro y el Melilla. Otras seis comunidades votaron en contra, las que se encuentran en manos del PP, como Andalucía, Castilla y León, Galicia, Comunidad de Madrid, Murcia y Ceuta.
Cataluña no participó en la votación puesto que a la reunión no acudió Pere Aragonés, el consejero de Economía y Hacienda, sino la secretaria de Economía, Natàlia Mas, que no tenía derecho al voto. Y País Vasco no mandó representante.
Pero, pese a todo, persisten mayores o menores grados de descontento entre las autonomías a cuenta del IVA y la solución que le ha buscado el Gobierno. Entre los más críticos, los populares, como el consejero madrileño, el popular Javier Fernández-Lasquetty, que comentó a la salida de la reunión que «la solución no es permitir que haya más déficit». A su entrada ya había afirmado que permitir más déficit es permitir más deuda, mientras que el IVA era recaudación.
Juan Bravo, el consejero andaluz, se pronunció en los mismos términos. El consejero murciano, el también popular Javier Celdrán, manifestó que consideraba la medida un paliativo y una maniobra del Gobierno central para «contentar» a las autonomías gobernadas por el PSOE que también reclaman «su» IVA de 2017. En las palabras populares subyace que los litigios podrían seguir.
También algún consejero socialista expresó reticencias, como el valenciano, que si bien valoró la compensación del IVA, reconoció que no era la mejor vía aunque sí la más imaginativa; mientras que el castellano-manchego, Juan Alfonso Ruiz, afirmó que no le gusta vincular la senda del déficit con el dinero del IVA, y, en todo caso, como la asturiana, Ana Cárcaba, necesita estudiar la compensación con su Gobierno.
El Consejo de Política Fiscal y Financiera aprobó ayer el objetivo de déficit autonómico en el 0,2% del PIB para 2020, lo que supone un relevante alivio respecto al 0% que había marcado el Gobierno del Partido Popular con anterioridad. La senda de estabilidad marca que el objetivo de déficit para el año 2021 se situará en el 0,1%, para alcanzar la estabilidad presupuestaria a partir del año 2022.
María Jesús Montero, la ministra de Hacienda, afirmó que si bien el ajuste de las autonomías irá escalón a escalón, décima a décima, por ejercicio, porque se les ha querido proteger, puesto que son las principales responsables de la prestación de servicios sociales como educación y sanidad, otras administraciones tendrán que hacer un esfuerzo mayor y bajar varios escalones a la vez.
De acuerdo con los cálculos del ministerio, el subsector de las comunidades autónomas habría terminado el ejercicio 2019 con un déficit del 0,5% sobre el PIB, según sus datos provisionales. Si se descontara el efecto del IVA, el cierre rondaría el 0,3%.
Con respecto a la deuda pública achacable a las comunidades autónomas, se ha planteado un objetivo del 23,4% para este año, para ajustarse hasta el 21,4% en el año 2023.
Durante la reunión del Consejo de Política Fiscal también se alcanzó el compromiso de sacar adelante la reforma de la financiación autonómica, algo pendiente desde el año 2013. Para ello, la ministra planteó que hay trabajar con los grupos parlamentarios, porque se tiene que sacar adelante en el Congreso de los Diputados, y en paralelo, se avanzará con las autonomías. El objetivo es reparar el sistema cerrando la brecha de financiación entre las comunidades mejor y peor financiadas.
María Jesús Montero añadió que entre las misiones de esa reforma de la financiación también se encuentra la de desligar los Presupuestos Generales del Estado de las entregas a cuenta a las comunidades autónomas. Si bien durante la reunión salió el tema de la posibilidad de que las diferentes comunidades autónomas pudieran tener objetivos de déficit distintos -debate que planteó a los periodistas el consejero madrileño, Javier Fernández-Lasquetty-, la ministra negó que tal extremo fuera viable. Bien es verdad que reconoció que hay regiones a las que les está siendo más fácil el camino a la estabilidad presupuestaria y a otras, menos.
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