«La luz se estabilizará en 2022 y al siguiente ya seremos competitivos»

– Ustedes prometieron que la factura de los hogares en 2021 sería similar a la de 2018 y no parece que se vaya a cumplir.

– El compromiso es que la factura promedio de los consumidores domésticos en 2021 sea equivalente a la de 2018, descontando el IPC, y lo mantenemos.

– Han intervenido sobre los impuestos para reducir la factura. ¿La reducción será temporal o permanente?

– Esa reducción es hasta el 31 de diciembre. Esperamos que la estabilización de los precios se produzca a principios del primer semestre del año que viene, y los mercados de futuros prevén que ya en 2023 España sea más competitiva que Francia y Alemania, con los que vamos reduciendo la diferencia desde 2018. Pero de aquí a final de año, estaremos muy pendientes por si es necesario seguir prorrogando la rebaja. En cualquier caso, la ministra de Hacienda ya ha dicho que dentro de los Presupuestos existe margen para nuevas medidas.

–¿Tiene sentido que la luz tenga el mismo IVA que un Rolex?

– Lo que tiene sentido es que nuestro sistema energético funcione y esté en equilibrio. Cualquier medida fiscal que se tome debe englobarse en un contexto de reforma fiscal ambiental y existe un grupo de expertos con ello. Su informe estará disponible a principios del año que viene y se tomarán medidas. Pero se hará después de una reflexión, no en un momento de atropello en una situación coyuntural.

– La pandemia ha dejado al descubierto nuestra dependencia energética de países como Argelia o Rusia. ¿Cómo reducirla?

– Nuestro país tiene abundantes recursos renovables, así como empresas y talento para dar respuesta a una tranformación energética estructural y contundente. Tenemos que conseguir que nuestro sistema reduzca esa dependencia y, por tanto, su vulnerabilidad. También es cierto que, en esta transición en la que todavía no podemos prescindir del gas, debemos estar preparados para tomar otras medidas. Por eso España ha pedido que las compras centralizadas de la UE, como la de vacunas, también se realicen con el gas para acceder a precios más competitivos.

– El sistema marginal de precios mo parece muy lógico, y hasta abril no se debatirá en Europa.

– Este sistema ha funcionado en un momento concreto, pero ese precio marginal que suelen marcar los combustibles fósiles tergiversa la realidad y ahora debe evolucionar para que avancemos hacia la neutralidad climática. Ese es el debate que España ha llevado a Europa. Tres de los cuatro países más grandes –España, Francia e Italia–, así como Grecia y Rumanía, nos hemos unido para lograrlo. Pero hay un bloque muy potente en el norte que no ve necesidad de reforma.

– Francia apuesta por la nuclear para incrementar su autosuficiencia. ¿Por qué España no?

– Francia tiene una larga historia nuclear, como nosotros con las renovables. Y eso hace que apostar por esas últimas sea la forma más barata de producir energía. No tenemos constancia de ninguna empresa que quiera venir para apostar por la nuclear. De hecho, las propias empresas han sido las que libremente han firmado un protocolo con Enresa para el cierre que comenzará en 2027 y acabará en 2035.

– El Gobierno ha protagonizado un rifirrafe con las eléctricas, y finalmente ha dado un paso atrás en el decreto sobre beneficios caídos del cielo. ¿Por qué?

–No calificaría lo sucedido como una marcha atrás. En cualquier caso, las empresas tienen que actuar de forma responsable, y vemos que cada vez hay más ofertas a largo plazo accesibles para todos los consumidores y sin obligaciones de permanencia.

– ¿Sintió que las declaraciones de Ignacio Galán, cuando anunció que Iberdrola retiraba sus inversiones de España, eran un chantaje al Gobierno?

– No lo hemos percibido como un chantaje. En España no hay solo una empresa con apetito inversor, sino muchísimas que quieren venir por nuestros recursos y por la espectacular cadena de valor industrial.

– Muchas empresas electrointensivas están parando y denuncian que los elevados precios pueden restarles competitividad hasta sacarlas del mercado.

– Se están tomando medidas como la compensación por los costes de CO2, que se han incrementado este año y que la propia Ley de Cambio Climático eleva hasta el 25% del importe de las subastas. También se ofrecen ayudas y subvenciones para la eficiencia, y en el País Vasco se ha ampliado esa línea porque se está aprovechando mucho. Además, hemos activado el fondo de garantías que ayuda a apostar por contratos a plazo, esenciales para las electrointensivas.

– ¿Barajan alguna medida más?

– Dentro del Real Decreto se contemplan subastas a plazo para las electrointensivas y para comercializadoras independientes. A ver cómo se articulan, pero es otro instrumento novedoso.

– El Gobierno ha realizado una apuesta muy clara por el hidrógeno. ¿Realmente es tan revolucionario?

– Las tendencias vienen marcadas por los mercados globales y hay un apetito por el hidrógeno renovable. El transporte pesado, por ejemplo, busca soluciones para descarbonizarse que no sean la electricidad. Por eso creo que tiene todo el sentido apostar por nuevos combustibles renovables, aunque al hidrógeno le quede camino para resultar rentable frente al hidrógeno gris. En España tenemos todas las papeletas para ser líderes de esta industria. El hidrógeno nos ofrece una gran oportunidad que debemos aprovechar como país.