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La península ibérica, en el centro de la estrategia europea para la reindustrialización y la transición energética

La península ibérica, en el centro de la estrategia europea para la reindustrialización y la transición energética

Las propuestas específicas han sido presentadas en una sesión de trabajo con Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, y varias empresas

C. P. S.

Miércoles, 22 de enero 2025, 09:02

En el contexto del Foro Económico Mundial (WEF) en Davos, la Iniciativa Ibérica de Industria y Transición Energética (IETI), un esfuerzo intersectorial liderado por McKinsey & Company y diversos líderes industriales, ha presentado su perspectiva sobre el camino de Europa hacia la reindustrialización y la competitividad a través de la transición energética.

Esta perspectiva subraya el papel destacado de España y Portugal en las estrategias europeas para lograr un futuro más sostenible, autónomo y competitivo. La perspectiva de IETI y sus propuestas específicas han sido presentadas en una sesión de trabajo con Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea para una Transición Limpia, Justa y Competitiva, junto con los CEO y presidentes de diversas empresas miembros de IETI como BBVA, EDP, Iberdrola, Moeve, Naturgy, Repsol y Santander, además de socios senior de McKinsey & Company. En la sesión se ha puesto de relieve la posición única de España y Portugal para contribuir a revitalizar la competitividad europea y fomentar la transición energética, haciendo un llamamiento para acelerar la inversión y la colaboración para alcanzar estos objetivos ambiciosos a través de cinco acciones clave. «Esta es una oportunidad única para impulsar el empleo y el PIB en Iberia mientras se revitaliza la industria europea, se mejora la seguridad energética de Europa y se alcanzan los objetivos climáticos urgentes», señaló Maarten Wetselaar, CEO de Moeve.

Según el análisis de McKinsey & Company, en vista de la reciente ola de desindustrialización y pérdida de competitividad en Europa, agravada entre otras razones por la falta de inversión en I+D y los elevados precios de la energía, la transición energética representa tanto un desafío como una oportunidad para que el continente cierre la brecha de productividad con las regiones líderes. «Necesitamos una regulación más simple, clara y estable a largo plazo, y coherente con los objetivos fijados», apuntó Francisco Reynes, presidente ejecutivo de Naturgy.

El valor potencial en juego es considerable, con hasta un billón de euros en valor añadido para 2030, lo que equivale a entre tres y seis veces la inversión anual incremental necesaria para lograr el objetivo de emisiones netas cero. «Necesitamos políticas climáticas industriales que proporcionen señales de demanda claras e incentivos para impulsar la transformación a la escala y con la previsibilidad necesarias», comentó Onur Genç, CEO de BBVA. Conseguir este valor requiere un entorno favorable que incluya inversiones sustanciales en infraestructura, innovación tecnológica y políticas climáticas competitivas y predecibles que apoyen todas las tecnologías alineadas con el camino hacia la descarbonización.

En particular, McKinsey detalla cuatro acciones clave que deben implementarse a nivel continental. La primera de ellas es la inversión en los activos más productivos, como maquinaria y equipos, propiedad intelectual e intangibles. También se fija en acelerar la transformación digital en todas las industrias y fomentar ecosistemas que conviertan la investigación en productos listos para el mercado.

Los dos últimos pilares se centran en invertir en programas de aprendizaje a lo largo de la vida para recalificar y mejorar las habilidades de los trabajadores y, por último, modernizar la infraestructura, con inversiones anticipadas para evitar cuellos de botella, desde redes energéticas hasta transporte. «Hacemos un llamamiento a las instituciones europeas y de los estados miembros para que nos acompañen en la consecución de un futuro energético competitivo y descarbonizado», afirmó Josu Jon Imaz, CEO de Repsol.

Revitalizar la competitividad

Dentro de la urgencia de actuar con inmediatez, el análisis de IETI señala que, gracias a sus recursos naturales, su reserva de talento y su infraestructura existente, España y Portugal están en una posición privilegiada para acelerar la reindustrialización de Europa y convertirse en hubs estratégicos de industrias críticas. Estas condiciones podrían impactar en el PIB de la región hasta en un 15%, generar aproximadamente un millón de empleos (700.000 en España y 300.000 en Portugal), aumentar los ingresos estatales entre un 5% y un 10%, y las exportaciones nacionales hasta un 20%. La oportunidad radica tanto en industrias ya existentes, mejorando su competitividad, como en nuevas industrias emergentes en las que la región tiene una ventaja competitiva:

-Energía: España y Portugal se encuentran en una posición de liderazgo para convertirse en los proveedores de energía más rentables de Europa. La región podría impulsar la expansión continental de fuentes de energía renovable competitivas como la solar, la eólica y las baterías, estableciendo liderazgo y experiencia, y aprovechando los abundantes recursos renovables, una red capilar robusta existente que sirve como base para futuras mejoras, amplias extensiones de terreno para el desarrollo de energías renovables, y un mercado extenso de contratos PPA (30% del mercado de la UE en 2023), al mismo tiempo que fomentan la descarbonización de los usos finales de la energía mediante una electrificación competitiva y asequible. «Para desbloquear todo el potencial de este hub verde, será necesario agilizar los permisos, mejorar las inversiones en redes y garantizar la estabilidad regulatoria tanto a nivel nacional como europeo», detalló Miguel Stilwell d'Andrade, CEO de EDP. España y Portugal también pueden potenciar la producción de biocombustibles y combustibles basados en hidrógeno/RFNBOs para convertirse en líderes europeos, aprovechando el eficiente sistema de refino en Iberia (en el cuartil superior de Europa), su ubicación estratégica y su infraestructura existente (tercera mayor capacidad de refinado). Aprovechar la oportunidad de producir hidrógeno verde rentable, que es entre un 10% y un 20% más económico que instalaciones equivalentes en Europa Central, contribuiría a que Europa alcance sus objetivos de producción doméstica.

-Industria: Aprovechar la oportunidad «verde» para aumentar la competitividad de las industrias existentes, por ejemplo, aprovechando el menor coste de la energía y desarrollando más infraestructura para respaldar el crecimiento. Al mismo tiempo, atraer inversiones para escalar y localizar industrias emergentes de alto valor. En este sentido, España y Portugal podrían aprovechar sus recursos naturales, infraestructura y talento para apoyar la creación de centros de datos energéticamente eficientes, convirtiendo la región en un lugar atractivo para empresas tecnológicas que buscan infraestructuras digitales con bajas emisiones de carbono. La región también puede apoyar la transición hacia los vehículos eléctricos (EVs) mediante un suministro sostenible de baterías, promoviendo cadenas de valor locales y protegiendo los valores en la parte inicial de la cadena. Además, España y Portugal podrían acelerar la producción de combustibles sostenibles para todos los medios de transporte, utilizando materias primas renovables y creando nuevas cadenas de valor locales, mientras se mantiene la relevancia industrial y los empleos.

En Davos, IETI ha destacado la ventana de oportunidad única y la necesidad de 'actuar ahora' para maximizar el impacto del papel de Iberia en la revitalización de la competitividad europea.

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