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José María Camarero
Madrid
Viernes, 22 de mayo 2020, 20:25
A medida que se aproxima el 28 de mayo, día en el que Nissan dará a conocer su nuevo plan estratégico en todo el mundo, los rumores se extienden como la pólvora entre las fábricas y los empleados del gigante automovilístico japonés. La corporación estudia ... recortar más de 20.000 puestos de trabajo en todo el mundo, como una de las medidas recogidas en ese plan de reestructuración, según fuentes cercanas a la firma.
De aplicarse, la medida supondrá que la compañía se desprenderá de cerca del 15% de su plantilla mundial, con el objetivo de reducir costes para luchar contra el impacto de la crisis del coronavirus y la caída de las ventas, según informan medios como el diario nipón 'Kyodo'.
En concreto, los responsables de Nissan están analizando la posibilidad de reducir su fuerza laboral en Europa y en diferentes economías emergentes, al tiempo que está racionalizando sus operaciones industriales, afectadas por la situación actual del mercado automovilístico.
Tras la fuerte crisis corporativa vinculada con el caso de Carlos Ghosn, su anterior presidente -acusado en Japón de diferentes delitos fiscales-, Nissan se enfrenta ahora a la crisis del coronavirus, que le ha obligado a suspender la producción en sus plantas en Japón y fuera del país.
Hace ya casi un año, anunció su intención de reducir su capacidad de producción global en un 10% y que llevaría a cabo un recorte de plantilla de 12.500 personas para finales de 2022.
En España, la marca opera dos plantas, en la Zona Franca de Barcelona -donde fabrica los Navara, NV200, e-NV200 y Renault AlasKan- y en Ávila -donde ensambla el NT400 Cabstar-.
Y ese es precisamente el principal foco de temor sobre los planes de la automovilística. Sobre todo desde que hace una semana varios medios japoneses anticiparan que Nissan tenía previsto cerrar su fábrica de Barcelona y trasladar la producción a diferentes fábricas de Renault, una decisión que afectaría a 3.000 trabajadores directos y a otros 20.000 indirectos. Desde el 4 de mayo, los trabajadores se encuentran en huelga indefinida hasta que la dirección de la compañía «clarifique» el futuro inmediato de las instalaciones.
El otro pilar de ese mismo conglomerado de Nissan, completado por Renault, también atraviesa graves problemas. Este viernes mismo, el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, apuntó que la firma «se juega la supervivencia» y «puede desaparecer».
El ministro francés ha asegurado que el grupo pretende solicitar un préstamo con garantías estatales por 5.000 millones, que todavía no ha sido firmado. Para llevar a cabo esa transacción, el Ejecutivo le reclama tres «compromisos»: el vehículo eléctrico, el respeto de las compañías auxiliares y la localización en Francia de sus actividades tecnológicas.
Las declaraciones se producen justo días después de que saliese a la luz que Renault estaría planeando cerrar tres fábricas ubicadas en Francia como parte de su reestructuración para hacer frente a la crisis del coronavirus. Mientras, en España, la firma anunció que la fábrica de Valladolid producirá su primer coche híbrido enchufable, en una versión de su modelo Captur.
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