El empresario Elon Musk, ahora mano derecha del presidente estadounidense Donald Trump, vuelve a revolucionar el tablero de juego tecnológico. El multimillonario acaba de hacer una oferta a OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, para comprarla por 97.400 millones de dólares (unos 94.500 millones de euros) junto a un grupo de inversores, según informaba este lunes Wall Street Journal.
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Musk se hizo a golpe de talonario (44.000 millones de dólares pactó en su día) con la red social de mensajería Twitter hace poco más de dos años -que renombró luego como X- y ahora pretende tomar el control de OpenAI para que la plataforma vuelva al código abierto. Con este movimiento societario busca competir en igualdad de condiciones con la empresa china DeepSeek, que tanto ha impactado en el sector de la inteligencia artificial (IA) durante las últimas semanas.
Esta multimillonaria oferta supone un capítulo más -quizá el definitivo- en la particular guerra entre Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, y Elon Musk, cofundadores ambos de la empresa en 2015 pero que Musk abandonó antes del éxito de ChatGPT. La información del diario económico estadounidense indica que el abogado de Musk, Marc Toberoff, ha asegurado que ha presentado la oferta este lunes a la junta directiva de OpenAI.
No obstante, el propio Altman ha anticipado la respuesta que salvo giro inesperado dará a la oferta de Musk el consejo de OpenAI, que él controla. Y, como se esperaba, será negativa. «No gracias, pero compraremos Twitter por 94.700 millones si quieres», ha escrito él mismo precisamente en la red social de quien fuera su socio y que, además, llama por su antiguo nombre y no el actual (X), otra clara muestra de la rivalidad que ambos líderes tecnológicos se profesan.
En todo caso, la propuesta está respaldada por la empresa de inteligencia artificial de Musk, llamada xAI y fundada en 2023, que podría fusionarse con OpenAI después del acuerdo, según la misma información. «Es hora de que OpenAI vuelva a ser la fuerza de código abierto y centrada en la seguridad que alguna vez fue», ha dicho Musk según las palabras de su abogado.
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El año pasado, el magnate tecnológico -también es propietario de Tesla y SpaceX, entre otras grandes empresas- de origen sudafricano presentó una demanda contra OpenAI y Altman alegando que bajo la gestión de éste se habían desviado de la misión original de desarrollar inteligencia artificial para beneficio de la humanidad. Hoy día, aunque sigue siendo una organización sin ánimo de lucro, la propia compañía reconoce que está inmersa en un proceso de transición hacia un modelo de negocio lucrativo para, según arguye, asegurar el capital necesario con el que desarrollar mejores modelos de IA.
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