El escándalo ha marcado el relevo en la cúpula de Indra hasta el último minuto. En un comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la compañía informaba de la salida definitiva de Fernando Abril-Martorell como presidente, y del nombramiento de ... Marc Murtra para sustituirlo. Pero no será como presidente de plenos poderes, sino como presidente del consejo. Es decir, con carácter no ejecutivo.
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La presión por parte de algunos consejeros independientes habría estado detrás de este movimiento, al no mostrarse conformes con la decisión de cese de Abril-Martorell por parte del Gobierno del PSOE, a través de la Sociedad de Participaciones Industriales (SEPI), principal accionista de Indra con un 18% de su capital.
El Consejo de la compañía ha decidido delegar los poderes en dos consejeros ejecutivos, ahora también consejeros delegados de la compañía. Se trata de Ignacio Mataix Entero y de Cristina Ruiz Ortega, responsables de las divisiones de Transporte y Defensa y Minsait, respectivamente.
En el documento remitido a la CNMV tras la reunión mantenida en la mañana del jueves, ha quedado patente la fuerte tensión que ha existido en el proceso entre Abril-Martorell y el Gobierno. «El Consejo ha considerado que el adecuado desempeño de sus cometidos por el primer ejecutivo requiere que en todo momento cuente con la plena confianza de su principal accionista, dada su condición, además, de representante del sector público estatal, principal cliente de la Sociedad y cuyas decisiones tienen un impacto relevante en su negocio», indican.
Aunque también han valorado «muy positivamente» su gestión «y la sustancial transformación operada en la Sociedad desde que asumió sus funciones en 2015», el Consejo ha decidido no someter a Junta la reelección, lo que implica la extinción del contrato de servicios ejecutivos que vincula a las partes.
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La salida de Abril-Martorell no saldrá barata a la compañía. Según la política de retribuciones establecida en el último informe de gobierno corporativo, correspondiente al ejercicio de 2020, el directivo podría recibir más de 6 millones de euros en concepto de indemnización.
Esto se dividiría entre los más de tres millones de euros de su plan de prejubilación y ahorro a largo plazo, y a las cantidades que podría percibir por no haber recibido un preaviso de tres meses (fijadas en 750.000 euros más por su retribución anualizada en ese periodo). A esa suma habría que añadir 2,3 millones que equivalen al 75% de su compensación por el periodo de no concurrencia.
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Además, Fernando Abril-Martorell dejará Indra con una participación de, al menos, el 0,307% de la compañía, el equivalente a 543.101 acciones, una participación que, al precio que cotiza la acción, supondría en el mercado unos 3,92 millones de euros. Un valor que podría ser mucho mayor de no ser por el desplome sufrido por la cotización de la compañía, de más del 10%, desde que el pasado viernes se conociese la salida de Abril-Martorell.
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