La economía española vuelve a caer un 0,5% en el primer trimestre

Este descenso del 0,5% se produjo fundamentalmente por la caída del consumo y la inversión, lo que refleja el impacto de la pandemia aún este año. Durante todo el año pasado la economía se desplomó un 10,8%, el mayor descenso desde la Guerra Civil. La caída interanual de este primer tramo del año es del -4,3%, un dato mucho mejor que el descenso del -8,9% del cuarto trimestre de 2020.

Y aunque los analistas vaticinaban este parón de la economía por unos meses de enero y febrero muy malos, en marzo se comienza a vislumbrar una recuperación, aunque aún no suficiente como para compensar los dos meses anteriores de frenazo total. Organismos como el Banco de España y la Autoridad Fiscal (Airef) ya habían estimado que la ansiada recuperación económica se retrasaría como mínimo hasta la segunda mitad del año.

La propia vicepresidenta económica Nadia Calviño admitía hace unas semanas que se estaba produciendo una «clara ralentización» de la economía en el primer trimestre con respecto a la «intensa» recuperación del pasado verano y a la senda positiva del cuarto trimestre. Aunque destacó que esta ralentización no era un fenómeno único en España, ya que la incidencia de la tercera ola ha sido «común» a todos los países europeos, dando lugar a más restricciones a la actividad y la movilidad para detener los contagios.

El Gobierno espera para 2021 un crecimiento del 6,5%, en línea con otros organismos como el Banco de España, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea o la OCDE, todos en el rango del 5,5% al 6%. Pero a la luz de este primer dato del año, todo dependerá de la fuerza en la recuperación del turismo y el consumo durante el verano, muy ligado al progreso del plan de vacunación, y a la velocidad en la ejecución de los fondos europeos.

Aún queda en torno a un 9% para recuperar el nivel de PIB anterior a la crisis, por lo que los expertos vaticinan que no será hasta 2023 cuando la economía española vuelva a la casilla de salida. Destaca el hecho de que lo que aún queda por recuperar en solo un año de pandemia es equivalente a todo lo que se perdió durante la anterior crisis financiera de 2008 a 2014.

No solo ha influido la pandemia en este mal dato de comienzo de año. También la borrasca Filomena hizo que muchos españoles no pudieran salir de sus casas por la acumulación de nieve durante las primeras semanas de enero, lo que provocó la paralización de algunos sectores como la hostelería y el comercio, allí donde las restricciones de la pandemia lo permitían.

Por ello, el consumo se retrajo un 0,6% en el primer trimestre y la inversión también regresó a valores negativos después de dos trimestres de avances. En concreto, se contrajo un 1,9%. Lo mismo sucedió con las exportaciones y las importaciones, que presentaron hasta marzo tasas negativas del 0,1% y del 1,3% después de haber registrado avances del 4,6% y del 6,2% en el último cuarto de 2020.

A nivel interanual, la demanda nacional restó 2,6 puntos al PIB, 3,6 puntos por encima que en el cuarto trimestre -el consumo suele ser mejor en el último tramo del año por la campaña navideña-, mientras que la demanda externa restó 1,6 puntos, 1,1 más que en el anterior.

Y en términos de empleo, las horas trabajadas han caído un 2% en la primera parte del año respecto al último trimestre de 2020. En términos interanuales, el empleo retrocedió un 1,9%, moderando en 3,3 puntos la caída del último cuarto de 2020. Esto supone la destrucción de 343.000 puestos de trabajo a tiempo completo.

El director de Análisis Internacional de Funcas, Raymond Torres, explica a este periódico que aunque el dato de PIB se ha resentido por las restricciones y el temporal Filomena, «se perciben señales de mejora a partir de marzo». Según los cálculos del organismo, las ventas repuntan notablemente, la construcción se recupera y las expectativas mejoran tanto en los servicios como en la industria «sin duda gracias a los avances de la vacunación», por lo que reconoce que habrá un «cambio de ritmo» en el segundo trimestre.

Aún así, advierte del riesgo de «cronificación», es decir, que muchos españoles se están desanimando (prueba de ello es el alto nivel de inactividad) y muchas empresas podrían quebrar pese a ser viables antes de la pandemia.