La ministra de Hacienda, María Jesús Montero

El déficit subió hasta el 2,7% en 2019, en su primer incremento desde 2012

Las Administraciones Públicas presentaron una necesidad de financiación de 33.223 millones de euros el año pasado, frente a los 30.495 millones de 2018

Martes, 31 de marzo 2020, 11:05

El déficit de las Administraciones Públicas cerró 2019 en el 2,7%, lo que supone un incremento de dos décimas respecto al cierre del ejercicio anterior, cuando se situó en el 2,5% y siete décimas más que el objetivo del Gobierno. Son cifras del ... INE y que difieren en centésimas con las que ayer también publicaba Hacienda (2,65%).

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Lo sucedido en 2019 interrumpe la reducción del déficit que se venía desarrollando desde 2012, cuando comenzó la era de la austeridad que inauguró el estallido de la crisis de deuda en la zona euro, para poco después sumarse la recuperación de los ingresos públicos. Entre esa fecha y 2018, el estrechamiento del desequilibrio público fue desde cotas cercanas al 10% hasta el 2,5%.

El objetivo incumplido del Ejecutivo con Bruselas pasaba por una reducción del déficit desde el 2,5% en que acabó 2018, hasta el 2% en 2019, dada la imposibilidad de llegar a la meta marcada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que indicaba un déficit del 1,3% para 2019, un 0,5% para el año 2020 y estabilidad presupuestaria para 2021.

La caducada senda de déficit

La nueva senda del déficit elaborada por el Gobierno que se estrenaba en el cargo en enero y que fue aprobada por las Cámaras a principios de marzo, con lo que se daba el pistoletazo de salida a la elaboración de los Presupuestos, establecía un objetivo de déficit para 2020 del 1,8%, para caer al 1,5% en 2021, al 1,2% en 2022, y para situarse en 2023 por debajo del 1%.

La caída de los ingresos que se prevé por el parón de la actividad económica y los planes de gasto del Gobierno para acotar los efectos socioeconómicos de la pandemia hacen pensar que cada vez es más improbable que se cumplan esas cifras a las que se comprometió el Gobierno. Al menos este año. Máxime cuando además, el cierre de 2019 fue mucho peor de lo anticipado por el Ejecutivo. Fuentes gubernamentales ya están observando un crecimiento relevante del déficit este año (aunque hasta febrero, según publicó ayer Hacienda, se situaba en el 0,85% del PIB, frente al 0,96% de hace doce meses).

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Por ahora, el Ejecutivo no prevé revisar su cuadro macro (el primer hito con que arrancó el camino interrumpido hacia la elaboración de los Presupuestos, ya que es su escenario económico base) hasta que la situación sanitaria y económica se estabilice. Eso sí, ya hay firmas que han hecho cálculos sobre el previsible impacto del virus en el déficit: Funcas prevé un desequilibrio presupuestario equivalente al 5,5% del PIB en este 2020, es decir, que suba 3 puntos porcentuales, para corregirse ligeramente hasta el 4,1% el año siguiente. Antes del estallido de la crisis sanitaria Funcas estimaba un déficit del 2,4% para este ejercicio y del 2,3% para 2021.

Las autoridades comunitarias, a la vista de este panorama, que no afecta únicamente a España, sino también al resto de los países de la Unión, ha dejado en suspenso la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que marca que, como máximo, el ratio de déficit puede llegar al 3%.

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Dada la invalidación del escenario con el que trabajaba, el Gobierno ya no prevé elaborar Presupuestos a corto plazo. El plan ha quedado en suspenso por la pandemia. Además, las carteras tienen como prioridad hacer frente a la pandemia. Ahora el Ejecutivo trabaja con otro escenario: el diseño de unas cuentas públicas de «reconstrucción» ya para 2021 y que seguirán, esta vez sí, o ese es el objetivo del Ejecutivo, el calendario habitual de aprobación de un presupuesto, con el inicio de su diseño el próximo otoño.

En términos de volumen, el 2,7% de déficit con que terminaron las Administraciones Públicas el año pasado implica un desequilibrio presupuestario de 33.223 millones de euros, una cifra que es un 7,9% superior al de 2018 (30.495 millones).

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Del déficit, la Seguridad Social explica un 1,29% (que mejora desde el 1,44% de 2018). La Administración Central, por su parte, supone un 1,12% del déficit, que baja respecto al 1,32% de 2018. Mientras, empeoran tanto las corporaciones locales como las autonomías: las primeras adelgazaron su superávit del 0,51% al 0,31% del PIB de un año para otro y las segundas elevaron su déficit desde el 0,28% al 0,55% entre 2018 y 2019.

En cifras absolutas, la Seguridad Social cerró 2019 con un déficit de 16.793,3 millones, frente a los 18.158 millones de 2018. Ello, después de registrar un récord en la recaudación por cotizaciones sociales (124.161 millones) y también en gasto en pensiones (128.155 millones).

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En su conjunto, el aumento del déficit en 2019 se explica por la subida del 4,10% del gasto, inferior al crecimiento del 4,76% de 2018, mientras los ingresos solo aumentaron un 3,8% cuando el ejercicio precedente habían subido un 6,2%.

Lo sucedido el ejercicio pasado interrumpe la senda de reducción del déficit que se venía desarrollando desde el año 2012. Entre ese ejercicio y 2018, el estrechamiento del déficit fue desde niveles cercanos al 10% hasta el 2,5%.

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El objetivo incumplido del Ejecutivo pasaba por una reducción del déficit desde el 2,5% en que terminó el ejercicio 2018, hasta situarlo en el 2% en 2019, dada la imposibilidad de cumplir con la meta marcada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que indicaba un déficit del 1,3% para 2019, un 0,5% para el año 2020 y estabilidad presupuestaria para 2021.

La nueva senda del déficit para los próximos años establecida por el Gobierno que se estrenaba en el cargo el pasado mes de enero y aprobada por las Cámaras el mes pasado, marca un objetivo para este 2020 del 1,8%, para caer al 1,5% en 2021 y para situarse en 2023 por debajo del 1%. El camino hacia el diseño de los Presupuestos Generales del Estado que inauguraba ese trámite, primero gubernalmental y después parlamentario, ha quedado en suspenso por la pandemia y ahora el Gobierno trabaja con otro escenario completamente diferente: el diseño de unas cuentas públicas de reconstrucción vigentes ya para el año que viene y que seguirán, esta vez sí, o ese es el objetivo del Ejecutivo, el calendario habitual de aprobación de un presupuesto anual, con el inicio de su diseño el próximo otoño.

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La caída de los ingresos que se prevé por el parón de la actividad económica y los esfuerzos presupuestarios que está realizando el Gobierno para acotar los efectos socioeconómicos de la pandemia hacen pensar que cada vez es más improbable que se cumplan los objetivos de déficit que tiene el Gobierno, al menos este año. Fuentes gubernamentales ya están observando un crecimiento relevante del déficit en este nuevo ejercicio. Aunque por el momento el Ejecutivo no prevé revisar su cuadro macro hasta que la situación no se estabilice, ya hay firmas que han hecho sus primeros cálculos sobre el previsible impacto del virus en el déficit público: Funcas prevé que este ejercicio 2020 cierre el déficit en el 5,5%, es decir, que suba 3 puntos porcentuales, para corregirse levemente hasta el 4,1% el año siguiente. Esta firma, antes del estallido de la crisis sanitaria estimaba un déficit del 2,4% para este ejercicio y del 2,3% para 2021.

Las autoridades comunitarias, a la vista de este panorama, que no afecta únicamente a España, sino también al resto de los países de la Unión, ha dejado en suspenso la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que marca que, como máximo, el ratio de déficit puede alcanzar el 3%.

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En términos de volumen, el 2,7% de déficit con que terminaron las Administraciones Públicas el año pasado implica un desequilibrio presupuestario de 33.223 millones de euros, una cifra que es un 8,9% superior a la del ejercicio 2018, cuando cerró en los 30.495 millones de euros.

El aumento del déficit se explica por el incremento del gasto registrado en el ejercicio que termina, con ascensos interanuales de más del 5% tanto en el segundo como en el tercer trimestre, frente a unos ingresos públicos que se desaceleraron con fuerza sobre todo en el cuarto trimestre, como consecuencia del enfriamiento de la economía. de acuerdo

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