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Durante una década José Luis García Delgado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, se ha fajado en descubrir el lado económico del español. Lo ha hecho junto a un amplio y multidisciplinar equipo de investigación que, con el respaldo de Telefónica, ha alumbrado ... una magna obra titulada ‘El valor económico del español’. Catorce volúmenes en los que pone cifras a una realidad, la del idioma compartido por más de 500 millones de personas.
- Hasta ahora el español ha sido observado como un elemento cultural y en pocas ocasiones se le ha analizado desde el punto de vista económico. ¿Cuál es el lado económico del idioma?
Hemos reparado muy poco en las dimensiones económicas de la lengua y, con toda razón, hemos subrayado siempre su carácter cultural. Pero desde el punto de vista económico genera unos réditos y un beneficio extraordinario como bien público, además plurinacional, que multiplica las relaciones y los intercambios comerciales. Los flujos financieros han ayudad a traer desde la América hispana a un contingente muy importante que está realizando servicios de proximidad, de atención personal fundamental. Además disminuye los costes de transacción de las empresas. Tiene un valor extraordinario y es bueno hacer pedagogía social sobre ello, como por cierto hace el grupo Vocento, porque hay que conseguir que el hablante español sea consciente del valor económico que tiene ese don que se nos ha dado y que es la lengua.
- ¿Y que lo sean también los diferentes gobiernos?
Es verdad. La lengua es un bien lo suficientemente importante y de valor estratégico. Ayuda a la exportación, a la internacionalización, facilita los flujos financieros y debe ser tratado como un bien de valor estratégico y ser apoyado no solo desde los ministerios de Cultura, también de Asuntos Exteriores, Economía. Hay que dotar adecuadamente los programas de promoción del español en el Instituto Cervantes y todo lo que pueda ayudar a la promoción.
- ¿Qué supone para las empresas operar un mercado hispanohablante o hacerlo en uno de lengua extranjera?
El estudio que hemos hecho a través de encuestas a más de 2.000 empresas exportadoras y a casi 100 empresas instaladas, es decir, con inversiones permanentes fuera de España. El resultado que hemos tenido ha sido muy espectacular. Los ahorros son muy altos y llegan hasta el 1% de sus facturaciones anuales. O dicho de otra forma, los costes adicionales que tienen las empresas por operar en países de haba distinta al español es de hasta el 1% de la facturación, dinero que se ahorran si trabajan en habla española. No es ningún secreto que la internacionalización empezara en su día en la segunda mitad de los 90 por la América hispana. La lengua es una especie de renta de situación que facilitaba la implantación correspondiente. La América hispana ha servido de escuela de aprendizaje para la operativa internacional de las empresas españolas.
- Y la gran presencia del español en Estados Unidos, ¿qué papel puede jugar?
Estados Unidos es la tierra de promisión. Pero la historia de Estados unidos es la historia de un gran cementerio de lenguas. Allí han desaparecido el noruego, el sueco, el finlandés, el alemán, el francés y prácticamente el italiano. El español resiste, entre otras cosas, por la inmigración reciente. Ha sido importante, pero la suerte no está echada. Hay que trabajar en mantener y promocionar el español en Estados Unidos. Si mantuviera un estatus de segunda lengua en Estados Unidos la suerte del español sería buena y tendría muchas bazas de futuro porque a Estados Uniods le quedan muchos años de ser potencia hegemónica.
- ¿Y por qué con 500 millones de hablantes sigue sin ocupar el lugar que le corresponde en organismos internacionales, en investigación y en otras áreas?
Innovamos poco. Investigamos poco. El inglés tiene mucha investigación, mucha capacidad innovadora, registros de patentes, etc. En el mundo hispano, aunque la situación se va corrigiendo, tenemos menos capacidad de investigación y dedicamos menos recursos a la investigación. Tenemos mucho talento disperso por el mundo y hay científicos españoles dispersos por el mundo pero que hacen sus investigaciones en inglés. Muchos de los grandes centros están nutridos de españoles pero hay que conseguir que España y los países hispanohablantes también cuiden y tutelen las labores de investigación.
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