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Desde que el pasado 1 de enero entró en vigor la rebaja del IVA de los alimentos básicos para paliar la crisis inflacionista que sufre el sector, la asociación de consumidores Facua ha denunciado mes a mes a las grandes cadenas de distribución por no ... estar trasladando correctamente estas bonificaciones a sus productos, según quedaba demostrado por su recogida de datos mensual.
Sin embargo, estas denuncias quedan ahora en saco roto después de que la máxima autoridad de competencia, la CNMC, haya revelado este jueves las conclusiones de su estudio en el que asegura que «no se han detectado indicios de problemas sistemáticos ni diferencias entre las zonas geográficas con una mayor o menor concentración de establecimientos».
A petición de la Secretaria de Estado de Economía, la CNMC ha realizado un estudio en el que se analiza cómo los distribuidores alimentarios (supermercados e hipermercados, sobre todo) han trasladado la reducción del IVA al precio de sus productos. En él se han recabado más de 60.000 precios minoristas, además de evaluar otras cinco bases de datos, como el INE, el Ministerio de Agricultura, Eurostat y varias consultoras privadas.
La distribución alimentaria es un mercado en crecimiento, en el que los supermercados abarcan el 70% de la superficie de venta. El estudio revisa el marco jurídico y las características económicas del sector en España, y repasa los estudios previos sobre esta materia. «En consonancia con estos, la CNMC no encuentra indicios de que el grado de competencia en cada zona geográfica afecte de forma significativa a la traslación de la bajada del IVA, ya que esta última depende también de otros factores», indican desde el organismo.
Por tanto, los precios están subiendo pero en menor medida que si no se hubiera adoptado esta medida fiscal. Así, la CNMC constata que los alimentos afectados por la bonificación bajaron de precio un 2% en enero de 2023 respecto a un mes antes, mientras que los que no estaban incluidos en la medida subieron un 1,8% en ese mismo periodo. El Banco Central Europeo (BCE) constata en su boletín económico hecho público este jueves que aunque los costes se están atenuando (sobre todo la energía), la elevada inflación de los alimentos «podría verse impulsada en mayor medida» los próximos meses por la decisión de Rusia de romper el pacto de cereales del Mar Negro y por las condiciones meteorológicas extremas en algunos países, como las sequías o inundaciones.
Este mismo viernes el INE publicará los datos definitivos de la inflación del mes de julio en el que se podrá observar si el IPC de los alimentos continúa moderándose o vuelve a repuntar. En junio los alimentos subieron de media un 10,3%, mientras que el IPC general se situó en el 1,9%.
El gasto total en alimentación de las familias españolas fue de 74.500 millones de euros en 2021 -últimos datos disponibles-, lo que equivale al 6,2% del PIB. Por persona, los españoles gastan de media 1.716 euros al año en alimentación, señala la CNMC en su informe, donde apunta a que el gasto en productos frescos representó el 42% del total, con los lácteos y las frutas como las dos partidas más importantes en términos de volumen, mientras que la carne y el pescado fue lo más relevante en cuanto al mayor gasto.
El problema de la subida de precios ha sido que la composición de la cesta de la compra ha variado, con un menor peso de la carne, el pescado, la fruta y las hortalizas en 2022 respecto a 2021. Es decir, tal y como alertaban desde el Ministerio de Consumo, las familias están cambiando sus hábitos de consumo y empeorando su calidad alimentaria debido a los altos precios.
Y no solo empeorando, sino comprando mucho menos, y eso que la alimentación ha sido tradicionalmente una partida bastante estable por ser productos de primera necesidad. Los datos de la CNMC revelan que el consumo total en alimentación de los españoles se ha reducido un 7% en volumen en 2022 respecto al año anterior. Y con los últimos datos disponibles de enero de 2023 también se observa una reducción del 1,8% frente a enero de 2022 en términos de volumen, debido sobre todo al incremento del precio medio de los alimentos durante ese periodo en un 13,7%, indica el organismo.
Las categorías de alimentos básicos que más han visto reducido su consumo son el aceite, el pescado y las harinas, que son precisamente los que más han subido de precios. Los datos presentados por la CNMC a partir del análisis de la consultora Kantar indican que el aceite ha subido más de un 32% de enero de 2022 a enero de 2023 y su consumo se ha reducido casi un 10%; y la harina se ha encarecido un 28% y su consumo ha bajado un 10%.
Este efecto o cambio en los hábitos de compra de los consumidores se denomina 'downtrading', un fenómeno que la CNMC explica que ocurre cuando los hogares sustituyen productos de mayor calidad por otros de marcas más económicas o de menor calidad. «Cuando tiene lugar el 'downtrading' los consumidores optan por comprar alimentos procesados o enlatados en lugar de productos frescos o por buscar opciones más económicas de proteínas, como la carne de pollo en lugar de la carne de res», asegura el estudio.
Este tipo de comportamiento es más común en tiempos de incertidumbre económica o elevada inflación, cuando los hogares deben ajustar su presupuesto en mayor medida para poder contener su nivel de gasto en alimentos, y puede tener efectos significativos en la cesta de la compra de los hogares, explican desde la CNMC.
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