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OLATZ HERNÁNDEZ
Miércoles, 9 de noviembre 2022, 12:31
La crisis de la pandemia y la guerra en Ucrania han llevado a Bruselas a repensar las reglas fiscales de la Unión Europea (UE). El Ejecutivo comunitario propone flexibilizar las reglas fiscales, de modo que los ajustes para reducir la deuda se adapten a la ... situación de cada país. Los Estados miembros participarán en la elaboración de estos planes, que orientarán sus presupuestos anuales y que deberán recibir la luz verde del resto de países y de la Comisión Europea. A cambio, endurecerá las sanciones para aquellos Estados miembro que se desvíen de la senda de reducción de deuda y que tendrán un coste reputacional para sus economías.
El plan de Bruselas es que cada país cuente con un plan hecho a medida y con cuatro años de duración para reducir su deuda pública. «Este nuevo marco se adapta a la nueva realidad y a los desafíos de la economía europea», ha destacado el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, en referencia a la crisis energética actual. Aquellos países que no puedan cumplir con los objetivos marcados y que mantengan un nivel de deuda «sustancialmente elevado», podrán pedir una extensión de tres años más, siempre que lleven a cabo reformas e inversiones destinadas a frenar el déficit.
«Se trata, en definitiva, de que los países tomen el camino de la reducción de deuda, sin marcar objetivos inalcanzables y que sean realistas con los desafíos que enfrentan», ha detallado el comisario de Economía, Paolo Gentiloni. Hasta ahora, las reglas fiscales obligaban a los Estados miembro a mantener su déficit público por debajo del 3% y a reducir su deuda al 60%. La nueva propuesta no marca metas temporales concretas, sino que pide a los países que se mantengan en «una senda de reducción de deuda».
La Comisión Europea propone, del mismo modo, aumentar las sanciones para aquellos países que se «desvíen» de la reducción de deuda. Se trata de medidas económicas más ligeras que una posible congelación de los fondos europeos y similares a los procedimientos de infracción de la Comisión Europea. Estos castigos afectarían «la reputación» de los Estados miembro y serán graduales en función de la desviación de los objetivos marcados en cada plan. Con todo, el documento incluye una cláusula de escape general para situaciones excepcionales –guerras, pandemias...– e incluye cláusulas específicas para los Estados miembro en caso de que una crisis solo afecte a una serie de países.
La propuesta deberá recibir ahora el visto bueno de los Estados miembro y el debate promete ser largo. Se espera que los austeros –Alemania, Austria...– pidan un endurecimiento de las normas fiscales, mientras que países como Grecia, Italia y Portugal verán esta medida como un balón de oxígeno para sus economías. España forma parte de este segundo grupo, con una deuda se situó en el 116,1% del PIB en el segundo trimestre del año, según los cálculos de Bruselas.
El Ministerio de Asuntos Económicos español, por su parte, ha hecho una valoración positiva de la propuesta, que «es equilibrada» y se basa en el papel hispano-holandés presentado en marzo. Las mismas fuentes aseguran que España «va a impulsar un avance rápido» del documento, ya que la UE «necesita tener claridad y seguridad júridica cuanto antes».
Esta reforma tiene como objetivo combatir la deuda en la UE, que en los últimos daños se ha convertido en un problema sistémico. Según los últimos datos, en el segundo trimestre del año la deuda alcanzó el 94,2% en la Eurozona. Además, la Comisión Europea calcula que 17 Estados miembro superarán el límite del 3% de déficit público este año.
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