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«Reducir riesgos, pero sin desconectarse». Esta frase del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, resume a la perfección la relación de la Unión Europea (UE) con China, de la que depende para el suministro de ciertas tecnologías críticas para su economía. Tras el ... estallido de la guerra en Ucrania, el bloque quiere aplicar las lecciones aprendidas de su relación con Rusia y ha identificado cuatro tecnologías clave para desconectarse de Pekín: los chips, la Inteligencia Artificial (IA), la tecnología cuántica y las biotecnologías.
El Ejecutivo comunitario considera estas cuatro áreas como «las más sensibles y con mayores posibilidades de presentar riesgos de seguridad». Europa es especialmente dependiente de China para la importación de chips, esenciales para la industria automovilística. El bloque también quiere asegurar las tecnologías relacionadas con la IA relacionadas con la computación de alta capacidad, el análisis de datos y el procesamiento del lenguaje. En la lista se incluyen, igualmente, tecnologías de computación cuántica y técnicas de modificación genética.
La propuesta presentada por el comisario de Comercio, Thierry Bretón, incluye 10 componentes tecnológicos en los que Bruselas ha puesto el foco. En los próximos meses se espera que la Comisión Europea, en colaboración con los Estados miembros y el sector privado, lleven a cabo una valoración de riesgos para establecer unas líneas de acción.
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