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salvador arroyo
Bruselas
Miércoles, 18 de noviembre 2020, 12:39
Como parte de un aprobado general, pero aprobado al fin y al cabo. El borrador de los Presupuestos que España envió a Bruselas en octubre pasa el filtro al incorporar medidas para combatir la pandemia que tienen el carácter excepcional que exige la situación ... y están «alineadas» con el objetivo de «apoyar la actividad económica en un contexto de considerable incertidumbre». La Comisión Europea, en la evaluación semestral que dio a conocer este miércoles, alerta, sin embargo, de que los números rojos del país, ya altos antes de la crisis sanitaria, pueden lastrar el futuro postcovid, por lo que «es importante para España asegurar que, cuando se tomen medidas presupuestarias de apoyo, se preserva la sostenibilidad fiscal a medio plazo», precisa.
Una luz roja esperada si se tiene en cuenta que al cierre de 2019 nos movíamos con una deuda sobre el PIB en el entorno del 95% y la pandemia la disparará este año por encima del 120% llegando a rozar el 124% en 2022, según la última previsión de Bruselas. «España está afrontando un nivel de deuda pública muy alto y debe ser particularmente cuidadoso en su sostenibilidad», insistió el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis. El letón no quiso pronunciarse sobre detalles del proyecto presupuestario con un impacto previsible a más largo plazo como la actualización salarial de los funcionarios o la subida de las pensiones. «No se ha puesto de relieve esa cuestión específica», dijo.
En el proceso de supervisión que sigue a la salida de España del procedimiento por déficit excesivo (el mecanismo en el que permaneció hasta el pasado año y durante una década por rebasar el umbral del 3%) se plantea que «los esquemas de apoyo de las autoridades españolas y europeas han mitigado el fuerte impacto económico de la pandemia y los riesgos crediticios». Y tras señalar que «los desafíos para la economía real y el sector financiero han aumentado» puntualiza que «las recientes subastas de deuda han reflejado la continua confianza del mercado en la economía y la deuda soberana de España a pesar del brote de coronavirus». Así que, de momento, la situación aguanta.
El informe de Bruselas se centra en la respuesta de emergencia. Para ello se activó en marzo la suspensión temporal del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que es el que obliga a los Estados a mantener a raya su déficit (por debajo o alineado al 3%) y la deuda pública (en el 60% del PIB). La pandemia ha forzado la barra libre al gasto. Así que en lo que se refiere a las recomendaciones para la zona euro, todos los países aprueban. Lo que importa es la «acción contundente y coordinada» para apoyar la recuperación.
De momento esa respuesta se da en función de las posibilidades de cada país. El arsenal de España contra la pandemia supondría en torno al 1% del PIB mientras que otros socios como Austria contemplan medidas con un peso superior al 4%. Es ahí, en estrechar la brecha, donde tiene que jugar un papel clave el plan de recuperación (del que España es el segundo mayor beneficiado con 140.000 millones de euros). Y que ahora se encuentra bloqueado por Hungría y Polonia. «Aprobémoslo ya», clamó el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni.
Este paquete de recomendaciones prevé en su Mecanismo de Alerta (que tiene el objetivo de detectar con anticipación los desequilibrios macroeconómicos) que España y otros once países sean sometidos a «revisiones en profundidad» para «identificar y evaluar la gravedad» de esos desequilibrios. Y en este grupo se incluye a los otros tres grandes del euro (Alemania, Francia e Italia), además de a Croacia, Chipre, Grecia, Irlanda, Países Bajos, Portugal, Rumanía y Suecia.
En febrero, la Comisión ya avanzó que España experimentaba «desequilibrios relacionados con una elevada deuda externa e interna, tanto del sector público como del privado, en un contexto de alto desempleo». Capacitación laboral, educación o innovación son algunos de los caminos en los que el país debería seguir trabajando a futuro. Y vuelve a alertar de que los pronósticos no son buenos: el país sufrirá el mayor desplome del PIB en toda la UE; una caída «sustancial» al pasar del 2% en 2019 al -12,4% en 2020. El crecimiento proyectado para 2021 será del 5,4% «dejando el nivel del PIB nominal un 6,1% menor que 2019». E incide en otro desajuste sangrante: el del paro. Aunque recuerda que hubo una mejoría del mercado laboral, el elevado desempleo y la fragmentación «continuaron siendo motivo de preocupación». Los ERTE han conseguido contener parcialmente la sangría, pero los augurios de Bruselas siguen siendo malos: tasa de desempleo de hasta el 17% para este 2020.
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