Oficinas de Evergrande en Shanghái. Reuters

La bancarrota de Evergrande en Estados Unidos acentúa el peligro a una crisis en China

La constructura china busca así proteger sus activos en el extranjero mientras acomete una profunda reestructuración para sobrevivir

Viernes, 18 de agosto 2023, 18:01

Han pasado ya dos años desde que la promotora inmobiliaria Evergrande, la segunda más importante de China por volumen de ventas, comenzó a dar señales de flaqueza. Su particular burbuja comenzó a desinflarse en 2021, cuando fue incapaz de hacer frente a los pagos de ... su deuda por primera vez y se destaparon grandes debilidades en su negocio: la empresa había acumulado más de 300.000 millones de euros en deuda y los problemas en el mercado afectaban a su liquidez, comprometiendo la culminación de promociones ya pagadas y extendiendo así el miedo al contagio de todo el sector de la construcción, tanto dentro como fuera de la superpotencia asiática.

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No obstante, a pesar de haber sufrido pérdidas de 81.000 millones de dólares entre 2021 y 2022, la promotora ha logrado mantenerse a flote. Evergrande aún trabaja en 1.300 promociones en 280 ciudades. Hoy, sin embargo, decidió tirar la toalla y se declaró en bancarrota en Estados Unidos. No se trata de una medida que avance el desplome de la compañía, ya que en el extranjero solo tiene deudas por valor de unos 19.000 millones de dólares. Lo que pretende es proteger sus activos al otro lado del Océano Pacífico mientras se embarca en la profunda reestructuración que requiere para sobrevivir en un entorno económico cada vez más deteriorado.

Efecto dominó

Porque, aunque no hayan copado tantas portadas como el caso de Evergrande, lo cierto es que numerosas promotoras de tamaño mucho más modesto han desaparecido en China desde el estallido de la pandemia. El volumen de ventas de las cien principales promotoras del país cayó en julio un 33,1% en comparación con el del mismo mes del año pasado -está en torno al 60% del nivel de 2019-, y el precio de la vivienda marcó el primer retroceso de 2023: cayó un 0,2% comparado con junio y un 0,1% en tasa anualizada.Parece un descenso despreciable, pero esconde las abismales diferencias que existen entre el boyante mercado de las grandes ciudades, como Shanghái, Pekín o Shenzhen, y las de otros niveles, donde el batacazo es mucho mayor.

Promoción de viviendas de Evergrande en Nanjing. AFP

No en vano, los precios en las 35 ciudades de menor tamaño que entran en la cesta con la que se elaboran las estadísticas llevan cayendo 17 meses consecutivos. Y esta es una coyuntura muy peligrosa tanto para la economía -el sector inmobiliario representa casi una cuarta parte del PIB y sus problemas han provocado una reducción sustancial en las previsiones de crecimiento- como para la sociedad, que ha confiado tradicionalmente en las inversiones en vivienda.

La punta del iceberg

La confianza se tambalea. Las inversiones en inmobiliario cayeron un 8,5% entre enero y julio de este año, solo se construye un 37% de la vivienda que se levantaba antes de la pandemia, y cada vez son más los que deciden posponer la compra, a la espera de que los precios toquen suelo. Así, el riesgo de que la situación derive en un círculo vicioso crece.

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De momento, la principal promotora privada de la segunda potencia mundial, Country Garden, ya ha dejado claro que también está en graves dificultades. La semana pasada fue incapaz de hacer frente al pago de varios bonos, y muchos vaticinan que siga los pasos de Evergrande.

En cualquier caso, los problemas en la economía china son generalizados, y se reflejan bien en la deflación registrada en julio, la caída en las exportaciones, y las dificultades para activar el consumo interno, algo que el Partido Comunista espera lograr con una batería de 20 medidas aprobada el pasado día 31.

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