Villarejo asegura que fueron las «altas instancias» del BBVA las que ordenaron contratarle

Durante su declaración el pasado julio por videoconferencia desde la cárcel madrileña de Estremera, donde Villarejo está preso desde noviembre de 2017, el excomisario reveló que la persona que le contactó en nombre del banco para frenar ese desembarco fue Julio Corrochano, amigo personal suyo, excomisario de la Policía y en esos momentos jefe de Seguridad del BBVA.

Villarejo admitió ante el juez que Corrochano nunca le dijo quién le había hecho a él encargo de contratarle, pero que intuyó que, «al ser un tema de tanta trascendencia, tendría alto nivel de interlocución en el banco». «Genéricamente me dijo que era un encargo que le habían hecho, supongo, de altas instancias del banco», apostilló sin dar más pistas.

El comisario jubilado rememoró ante el juez y los fiscales el día de 2004 en el que Corrochano, con el que había tenido relación durante su paso por el CNP, le telefoneó para pedirle ayuda a fin de resolver un «problema importante». Ese problema no era otro que la «opa hostil» que Sacyr había lanzado para hacerse con el control de la entidad bancaria. «Todos estaban convencidos de que detrás estaba el propio Gobierno» de José Luis Rodríguez Zapatero, recordó el imputado.

Ante García-Castellón, José Villarejo se jactó de sus supuestos contactos, por entonces, con los servicios secretos, dato que sorprendente habida cuenta de su que su enemigo más conocido es el exdirector del CNI, el general Félix Sanz Roldan, con quien mantiene abiertos varios pleitos.

Según el exmando policial, «responsables» del CNI le prometieron hace 16 años que le ayudarían para frenar a Sacyr. «Una vez que me lo comunica Corrochano, en una de las charlas que yo mantenía periódicamente con gente del CNI comenté que me habían pedido eso. Antes de aceptar, como mantenía buenas relaciones con gente del CNI, lo comenté y me dijeron que ya sabían (de la operación de Sacyr) y que me iban a echar una mano», aseguró Villarejo, quien en un inusual ataque de modestia reconoció que la misión de proteger al BBVA y a González le «venía muy grande». «A partir de que tengo ese apoyo del CNI, acepto el encargo», aseguró.