A pocos días de que la fusión entre CaixaBank y Bankia vea previsiblemente la luz, no hay riesgos fehacientes de que esta integración provoque una distorsión en el mapa financiero español y lleve a una situación de oligopolio. «No tenemos esa posibilidad» encima de la ... mesa, según explica la directora general de Supervisor de la institución Mercedes Olano.
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Las declaraciones de Olano, en la presentación de la Memoria Anual de Supervisión del Banco de España, contrastan con los tiempos manejados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el organismo sobre el que ahora mismo recaen todas las miradas para que autorice finalmente la integración de ambas entidades. El organismo, presidido por Cani Fernández, estudia minuciosamente el solapamiento de las entidades en determinados territorios y cuál sería su cuota de mercado en algunas zonas donde la nueva CaixaBank sería la entidad dominante.
La integración de CaixaBank y Bankia supone, de hecho, la creación del primer banco en España se mire por donde se mire. Hasta finales del año pasado, la nueva corporación contaba con más de 50.000 empleados de forma conjunta, de los que unos 35.000 son de CaixaBank y otros 15.000 de Bankia. Este colectivo se sitúa muy por delante de los menos de 30.000 trabajadores que tienen actualmente Santander o BBVA. Además, la futura CaixaBank tendrá unas 7.000 oficinas repartidas por toda España, muy por delante de toda la competencia. Los mayores solapamientos de sucursales se encuentran en Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, los archipiélagos y Andalucía.
Las previsiones de las directivas de CaixaBank y Bankia pasaban por que la fusión societaria estuviera culminada antes de que acabara este primer trimestre. Para después acometer la integración de sus estructuras (oficinas, personal y sistemas tecnológicos) hasta finales de año. Sin embargo, el trámite de Competencia sigue ralentizándose e incluso ha obligado a Bankia a convocar su junta ordinaria de accionistas, prevista para el día 23, siempre que antes la CNMC no autorice la integración, en cuyo caso la junta quedaría anulada.
Por otra parte, la directora general de Supervisión del Banco de España ha anticipado que el futuro de la banca para este año sigue repleto de sombras. «Hay un nivel de incertidumbre muy elevado», ha apuntado Olano en referencia a la evolución de la economía y, por tanto, de la morosidad que tendrán que afrontar las entidades financieras. «No somos capaces de anticipar hasta dónde va a llegar la crisis y cómo va a impactar», ha indicado, al referirse a la ralentización en el ritmo de vacunación de la población. «No sé hasta dónde llegará la morosidad, pero con los niveles tan bajos que teníamos habría que triplicarlos para llegar a los niveles de la crisis anterior», ha afirmado.
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También ha reconocido que la banca deberá hacer «más provisiones» durante este año, después de las dotaciones millontarias realizadas durante 2020 como consecuencia de la crisis. «Deberán hacer un esfuerzo importante», ha anticipado.
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