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enric gardiner
Miércoles, 2 de febrero 2022, 18:27
En apenas unas semanas Rafa Nadal ha pasado de dudar acerca de su continuidad en el tenis de primer nivel a quedarse solo en la cima de este deporte, como el único tenista masculino con 21 títulos de Grand Slam. Sin embargo, nada cambia en ... el comedido discurso habitual del balear, que habló de su hazaña como si no tuviera la mayor importancia en una rueda de prensa en su academia para hacer balance de su victoria en el Open de Australia.
«Hace poco firmaba solo seguir jugando al tenis. Mi discurso y mi forma de ver el tenis no cambian. Quiero ser el que más títulos de Grand Slam tenga pero no me obsesiona ni me frustra», aseguró el hombre más laureado de la historia del tenis. «Mi ambición nunca ha sido desmesurada. Lo que me motiva es que me gusta hacer lo que hago. Me gusta entrenar, competir y disfruto haciendo lo que he hecho toda la vida, aunque tenga una fecha de caducidad», añadió.
«Se han dado las circunstancias y al final la vez que era la menos esperada he jugado con desparpajo, máxima ilusión y alegría. Ha habido momentos clave, en los que la suerte ha estado de mi lado, como el partido de cuartos contra Shapovalov, que se salva en el quinto set no sé de qué manera. También es verdad que he jugado infinitamente mejor de lo que hubiera soñado. Que físicamente haya aguantado era imposible de prever», desgranó a continuación sobre su inesperado triunfo en el primer grande de la temporada.
«A nivel personal ha sido una experiencia inolvidable, disfrutando otra vez del deporte de máximo nivel, algo que hace unas semanas era difícil de imaginar. Muy importante de cara al futuro y sobre todo de cara a pasármelo bien y verme capacitado para seguir. Después se gana o se pierde pero lo cierto es que en las cuatro semanas que he pasado en Australia me he sentido sorprendentemente competitivo», valoró en relación a sus sensaciones durante todo el torneo.
Nadal reconoció que apenas era consciente de lo que ocurría en el momento en el que se proclamó campeón, fruto de la mezcla de tensión y éxtasis del momento: «En aquel momento no pude pensar con claridad, una situación de máxima concentración, tensión, nervios y agotamiento. Para mí era un partido muy importante pero al mismo tiempo estar en esa situación era ya un regalo increíble. No voy a negar que estaba nervioso antes de la final porque sé que me estaba jugando algo importante en un torneo especial porque es quizás en el que peor lo he pasado a lo largo de mi carrera. Así como otros años he llegado muy preparado a Australia esta vez llevaba meses muy malos, con muchos problemas y sin entrenar bien. Luego pasó lo del virus y la situación era deportivamente hablando dramática».
Para llegar al triunfo Nadal solventó una situación prácticamente límite, con dos sets en contra y un panorama complicado en la tercera manga. «A posteriori todo siempre queda muy bonito, se hacen más hermosas las cosas cuando terminan a favor. En ese momento la realidad es que yo también pienso que el tema está muy complicado. Intentas pensar en el siguiente punto, de alguna manera mantenerte en el partido. El tenis, por sus tanteos, siempre te da alguna opción si te mantienes cerca en el marcador. A la hora de ganar siempre hay ese vértigo y lo tenemos todos. Pasar de estar en una situación totalmente crítica a que en dos juegos te cambia el panorama», explicó en relación a las claves de una remontada épica. Como si fuera fácil.
No solo durante el torneo y la final ha superado el de Manacor todas las dificultades. Bajo la dorada imagen del éxito se esconden meses de incertidumbre y esfuerzo para recuperar su mejor versión. Días de entrenamiento y a veces frustración por no poder estar al cien por cien. «Como todos, he pasado por momentos mejores y peores, en los que sientes que has dado un pequeño paso adelante o en los que ves que las cosas no van como deberían. Cambios en la vida, de dudas y de buscar soluciones que no encuentras. Ha habido días en los que he podido entrenar 20 minutos, otros cero y otros dos horas, pero siempre con una actitud positiva e intentando sumar algo. En los momentos complicados, tanto buenos como malos, tener a las personas adecuadas te cambia la vida. He tenido siempre el apoyo de la gente que tengo al lado y gracias a ellos sigo estando donde estoy», rememoró Nadal, capaz de dar la vuelta a una de las situaciones más delicadas de su carrera.
«Terminé cansado, como os podéis imaginar, y la mejor manera de no estar muy mal al día siguiente era hacer algo de recuperación activa, un poco de bicicleta ayuda. Era un buen momento también para felicitar y agradecer a todo el equipo su trabajo y para hablar del partido, de cómo había ido y de las cosas que habían ido bien y de las que no tanto. Apareció Rod Laver, para muchos uno de los mejores de la historia. Es una leyenda y tengo una buena relación con él. Me felicitó, hablamos un poco del partido y quedamos en vernos en Indian Wells, que es un evento al que suele acudir cada año», desveló respecto a una de las imágenes de la final, la del ganador haciendo bicicleta tras el partido, para recuperar. Un símbolo de perseverancia y sacrificio.
Por delante un 2022 que ha empezado de la mejor manera y que deparará otras tres entregas de la lucha por ser el mejor de la historia. «Mi idea es analizar cómo estoy después de la paliza. Hay que dejar pasar unos días y ver cómo responde mi cuerpo. El calendario que tengo marcado es Acapulco y después Indian Wells», concluyó Nadal respecto a sus planes deportivos más inmediatos.
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