jesús gutiérrez
La Coruña
Miércoles, 14 de diciembre 2022, 19:24
Marc Márquez visitó ayer el Museo Estrella Galicia (MEGA) en La Coruña. La compañía cervecera es patrocinador personal del piloto de Cervera desde el año 2012, cuando aún competía en Moto2 y era algo más que un potencial campeón del mundo. Pocos podían imaginar entonces ... la década de éxitos que llegaría a continuación. Allí ha coincidido con Carlos Sainz, otro piloto con estrella y buen amigo desde que fijó su residencia en Madrid. Ambos demostraron un pique sano entre las dos y las cuatro ruedas en el último evento de Márquez antes de disfrutar de unas merecidas vacaciones.
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Merecidas, porque la temporada ha sido larga y turbulenta, condicionada una vez más por las lesiones. Pero también porque serán las primeras en un lustro donde no tendrá que guardar reposo por culpa de una lesión: en 2018 y 2019 aprovechó el parón invernal para operarse los hombros, y a partir de 2020 arrancó su trienio maldito para sanar su maltrecho húmero derecho. Después del shock que supuso su última visita al quirófano en el mes de junio, todas las noticias que vinieron a continuación sobre su estado físico fueron positivas. La recuperación fue más rápida de lo esperado y pudo reincorporarse al campeonato para disputar las seis últimas citas del año. Por el camino, logró una pole, un podio y la sensación de que ésta era la operación definitiva.
Aunque a día de hoy mantiene revisiones periódicas en su brazo y todavía realiza tratamientos específicos de rehabilitación, la lesión ahora sí parece más que superada. «Teniendo en cuenta que ese brazo tiene cuatro operaciones, el objetivo es llegar lo más preparado posible al inicio de temporada porque la obligación es luchar por el mundial», comentaba el piloto ilerdense en MEGA.
Sin la necesidad de hacer una pretemporada a contrarreloj para llegar al inicio del campeonato en plenas facultades, el único síntoma de incertidumbre es el nivel de la Honda. La moto ha sido el lunar en este final de año, muy lejos de la competencia y sin nada mejor que ofrecer al ocho veces campeón del mundo. Después de un poco productivo test postemporada de Valencia, Márquez viajó a Japón donde estuvo cinco días y mantuvo diversas reuniones con la cúpula de la firma nipona. El de Cervera reconoció el esfuerzo de la compañía pero faltaba que ese trabajo dé sus frutos: «El equipo humano lo está dando todo, pero falta que la máquina funcione. Para mi tranquilidad, cuando he vuelto de la lesión he hecho carreras buenas demostrando que la velocidad está. Pero para ganar no vale con la velocidad, hay que tener ese puntito de más y que la máquina te ayude». Hasta que vuelva a subirse a la Honda en febrero, no sabrá si la moto ha dado ese paso, pero al menos habrá disfrutado de unas merecidas vacaciones.
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