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Jesús Gutiérrez
Lunes, 7 de agosto 2023, 16:06
«Ojalá que sea como el año pasado pero al revés. Que la segunda parte sea la buena», así afrontaba Aleix Espargaró el retorno del mundial de MotoGP después de cinco semanas de parón. En 2022 la vida deportiva del piloto de Granollers cambió por ... completo. Tras toda una carrera en el segundo plano, con mecánicas inferiores, mucho trabajo en la sombra y sin haber siquiera saboreado las mieles de una victoria, de la noche a la mañana se convirtió en aspirante al título de la categoría reina del motociclismo casi hasta la última carrera. Fue líder del campeonato en el inicio de temporada, pero se desinfló en la última parte y acabó perdiendo hasta la tercera posición final. «Hemos hecho el ridículo en las últimas carreras», llegó a decir el siempre apasionado piloto catalán.
Con la experiencia adquirida de esa primera vez en la élite y una moto, la Aprilia, que se había mostrado muy competitiva todo el año pasado y la pretemporada de éste, Aleix confiaba en ser el rival del campeón en título, Pecco Bagnaia, y plantar cara a todo el arsenal Ducati. Sin embargo, la primera parte del curso actual no había salido como esperaba, con varios ceros en su casillero y sin dejarse ver delante. «Quizás el objetivo que me puse al principio de año era demasiado alto. Quizás pequé de optimista y cometí demasiados errores, demasiadas caídas y ahora me siento más relajado», explicaba Aleix Espargaró después de celebrar la victoria en la carrera del pasado domingo en Silverstone.
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Lo cierto es que empezó a ver la luz en la última cita antes de las vacaciones, en Assen, cuando lograba su primer podio del año (3º). Un resultado que insuflaba energía al siempre optimista piloto catalán y del que se contagiaba toda la sede de su fábrica, Noale, donde Aprilia tiene su cuartel general y donde han trabajado sin descanso todo el mes de julio para traer mejoras a Aleix y al resto de pilotos de la marca (Maverick Viñales, Miguel Oliveira y Raúl Fernández). En Silverstone ya se notó un paso hacia delante de su MotoGP, con tres pilotos en el top 5 y los cuatro en el top 10. Pero sobre todo destacó la victoria de Aleix Espargaró, al que en el box italiano bautizaron en su día como el 'Capitano'.
Cuando aterrizó en Noale en 2018, Aprilia era última en el campeonato de constructores y a duras penas lograba acabar carreras entre los diez primeros. Gurante este lustro el proyecto no ha dejado de crecer, consiguiendo poles, podios y las dos únicas victorias que adornan su palmarés; logradas, como no, por Aleix Espargaró, que ha liderado la conversión de la moto italiana de patito feo a cisne y siempre ha sido la mejor Aprilia clasificada en el campeonato.
Si hace no tanto parecía una quimera luchar por las victorias, el 'Capitano' tampoco se pone ahora metas para luchar por el campeonato, pese a estar sexto a 107 puntos del líder Pecco Bagnaia. «No va a ser fácil porque tiene una ventaja enorme y está haciendo un trabajo increíble, pero todo es posible», comentaba Aleix tras su triunfo en Silverstone, y seguía «el año pasado todo era nuevo para mí, la primera victoria, la primera vez que luchaba por el título… este año me siento más preparado».
En el podio de Silverstone estuvieron presentes tres marcas europeas (Aprilia, Ducati y KTM), algo que no pasaba desde hacía más de medio siglo. Pero todavía es más sangrante comprobar los resultados de la carrera completa y es que de las 17 motos que acabaron la carrera, las cuatro japonesas ocuparon las posiciones del 14º al 17º. Sin contar con que Joan Mir se fue al suelo con la Honda cuando rodaba último y Marc Márquez peleaba por entrar entre los diez primeros.
La realidad es que desde la pandemia las fábricas europeas han robado la histórica posición dominante que tenía la industria japonesa, que entre 1975 y 2021 había ganado todos los campeonatos en la máxima categoría, salvo uno (Ducati en 2006). Suzuki se dio a la fuga el año pasado, mientras que Honda y Yamaha se muestran incapaces de dar a sus pilotos una MotoGP de garantías, pese a contar en nómina con tres campeones de la clase reina como Marc Márquez, Joan Mir y Fabio Quartararo.
Hay un claro cambio de paradigma en el motociclismo que el campeonato está dispuesto a corregir. El organizador de MotoGP, la española Dorna, ya ha deslizado la posibilidad de que Honda y Yamaha puedan contar con algún privilegio en el reglamento que les permita reflotar su proyecto de competición. No es algo nuevo y en el pasado se usó para ayudar a entrar en el campeonato a algunas de las marcas emergentes que ahora dominan. Cualquier cosa para evitar la tentación de una posible fuga que sería dolorosísima para el deporte. Es difícil de pensar en un mundial sin las fábricas más legendarias y exitosas del motociclismo, como sería imposible imaginar una Liga española donde no jugase Real Madrid o FC Barcelona.
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