Arenas vuelve a reinar en la locura

En Austria el pelotón de carrera fue tan largo o incluso más que en las anteriores pruebas, aunque esta vez casi ni llegó a romperse: los quince primeros cruzaron la meta separados por poco más de dos segundos y medio, lo que dejaría una media de unas 170 milésimas entre cada posición. Una ridiculez. Esta igualdad, obviamente, incrementaba los riesgos de incidentes, y permitía que pilotos poco habituales deambulasen por las posiciones de honor, aunque al final la experiencia dejó la pelea a los más fuertes. Y por encima de todos sobresale este año Arenas, que firmó una fantástica última vuelta: recuperó tres posiciones en la curva 3, se puso a rueda de Jaume Masiá, que intentaba abrir un hueco en el circuito en el que se dio a conocer en Moto3, y tomó la delantera para hacerse con el triunfo por 49 milésimas de segundo.

«No ha sido fácil, pero he disfrutado mucho de la última vuelta», confesaba Arenas tras una victoria que incrementa su ventaja hasta los 28 puntos sobre McPhee, tercero en Austria tras la penalización a Ogura (perdió una posición por exceder los límites de la pista). «Ha sido duro, ha habido muchos toques. Estoy muy contento por cómo he gestionado la carrera, iba sin expectativas, tratando de defender mi posición, yendo al límite. Y he podido hacerlo muy bien en la última vuelta», reconoció Arenas. También satisfecho terminó Masiá, que no subía a un podio desde la penúltima prueba de 2019.