photocall3000/manu pecino
Viernes, 19 de mayo 2017, 21:34
La decisión tomada al final de la pasada temporada de suprimir los alerones en las motos de MotoGP ha generado una situación tan difícil de entender como paradójica, pero todo tiene su explicación.
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Los alerones utilizados hasta finales del pasado año conseguían que el tren ... delantero de las MotoGP se mantuvieran pegados al suelo en el momento en el que el piloto liberaba los 280 CV del motor. La moto salía disparada hacia delante como un misil y según iba aumentando la velocidad lo hacía también la presión aerodinámica sobre estos. La consecuencia: una moto perfectamente 'atornillada' al asfalto.
Sin los alerones esta presión ha desaparecido y consecuentemente en el momento en el que el neumático trasero recibe la brutal entrada de potencia y pasa a 'incrustarse' en el asfalto, la moto se hunde de detrás mientras el tren delantero se aligera. Los sensores repartidos por la moto pasan a registrar que las velocidades de la rueda delantera y trasera son diferentes y automáticamente pasan a reducir la potencia hasta ver 'normalizada' la situación. Es decir, la potencia disponible no se puede utilizar.
Y como eso no puede ser, los pilotos han desarrollado una técnica para contrarrestar la prohibición de los alerones que básicamente se basa en dos acciones. La primera es no acelerar en línea recta en salida de curva, sino hacerlo al mismo tiempo que se hace serpenteando en las marchas cortas. Con ello se consigue mantener el centro de gravedad lo más bajo posible mientras se acelera en marchas cortas, que son las más críticas. Viéndolo se comprende mucho más fácil que leyéndolo.
La segunda maniobra se aplica cuando la moto ya va camino de su velocidad máxima. En esa fase la presión del aire es tan bestia que la tendencia de la moto es levantar la moto, a aligerarla sería probablemente más preciso. La rueda trasera puede pasar a patinar mientras la moto va en línea recta por falta de peso atrás, lo que volvería a ser detectado por los sensores provocando la misma situación descrita antes.
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La solución: pisar el freno trasero en plena recta mientras la moto va subiendo de velocidad para 'aplastarla' contra el suelo. «Es algo muy complicado de hacer», explica Andrea Dovizioso. «Tienes que tener mucha técnica para apretar el freno lo justo para conseguir ese efecto sin frenar el avance, es decir, frenas pero no frenas».
En Le Mans, todo este proceso se puede ver perfectamente entre la última curva y la primera, una sección en la que las MotoGP aceleran desde la primera marcha hasta sexta.
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